La Secretaría de Estado defiende el proyecto como un impulso a la industria nacional, aunque persisten las dudas sobre el verdadero alcance de la fabricación en territorio español.

Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa, intervino este lunes desde Zamora para aclarar la polémica surgida tras conocerse el acuerdo entre España y Turquía en torno al avión de entrenamiento avanzado Hürjet, desarrollado por Turkish Aerospace Industries (TAI). En palabras de Valcarce, “no se trata de una compra directa”, sino de un proyecto de modernización que forma parte de un plan bilateral entre dos países aliados en el marco de la OTAN.
Durante su intervención previa a la apertura del XII Congreso Nacional de I+D en Defensa y Seguridad, la número dos del Ministerio defendió que el programa responde a una lógica industrial, tecnológica y de fortalecimiento nacional, descartando que los aparatos se adquieran en Turquía y se entreguen tal cual a las Fuerzas Armadas españolas. Según su versión, los aviones se fabricarán en España, con participación destacada de Airbus Defence and Space e Indra, esta última reforzando su ya privilegiado posicionamiento como principal contratista tecnológico del Estado.

La Secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce
La secretaria de Estado insistió en que se trata de “un acuerdo industrial que beneficia a España”, tanto por el volumen de inversión como por su impacto sobre el empleo cualificado y el desarrollo de capacidades estratégicas. Añadió que el proyecto tendrá un efecto directo sobre las instalaciones de Airbus en Albacete y sobre la Escuela de Pilotos de Caza de Talavera la Real (Badajoz), donde se prevé que los nuevos Hürjet desempeñen un papel fundamental en la formación de los futuros pilotos del Ejército del Aire y del Espacio.
Sin embargo, la afirmación de que los aviones serán íntegramente fabricados en España ha despertado recelo entre diversos actores del sector. Fuentes solventes turcas consultadas por esta casa confirman a esta hora que la fabricación será solo parcial, sin poder precisar aún si esto afectará a fases de producción completas o se limitará al ensamblaje final. En cualquier caso, descartan de forma categórica que la producción vaya a ser totalmente nacional, tal y como se ha insinuado desde el Ministerio.
Lo que sí parece confirmado es que los aparatos contarán con un elevado componente de tecnologías nacionales, especialmente en lo relativo a aviónica, sistemas de misión, comunicaciones y soluciones de mando y control. Tanto Airbus como Indra, pero también otras subcontratas del ecosistema industrial de defensa, como ya es conocido desde el Acuerdo Industrial firmado meses atrás, estarían llamadas a aportar soluciones propias para la adaptación del aparato al entorno operativo español.
Este punto, precisamente, vuelve a poner sobre la mesa el rol dominante que Indra ha consolidado en los grandes programas del Ministerio de Defensa. Controlada por el Estado a través de la SEPI, Indra lleva años siendo la empresa de referencia en materia de digitalización de sistemas, interoperabilidad y sensores integrados. Y ahora, con el Hürjet, reafirma ese liderazgo.
Por su parte, Valcarce defiende que el programa está “centrado en la inversión, el empleo y el desarrollo tecnológico” y subraya que constituye una “clara apuesta por la autonomía estratégica española”. No obstante, la opacidad en torno a los términos reales del acuerdo con Turquía y la ausencia de un desglose detallado de los componentes que se fabricarán en uno u otro país invitan a ser prudentes.
La realidad hoy es que no hay confirmación oficial sobre cuántos aviones serán montados, adaptados o diseñados desde cero en suelo español. Tampoco se ha especificado el nivel de transferencia tecnológica acordado con Ankara ni el porcentaje de participación industrial nacional en cada fase del proyecto. El tiempo y los pliegos de ejecución acabarán por desvelar si lo que se presenta como una oportunidad industrial para España es realmente una cooperación bilateral equilibrada o un esquema de ensamblaje con sello ajeno.
En cualquier caso, la disputa política, informativa y empresarial sobre el Hürjet no ha hecho más que empezar.
Redacción
defensayseguridad.es

