La noticia emergía, otra vez, ayer domingo, en términos acaso más bruscos que los acostumbrados. Según el portal de defensa hartpunkt.de, Francia, a través de la constructora aeronáutica Dassault, estaría proponiendo acaparar nada menos que el 80% del proyecto FCAS, ahí es nada. Lars Hoffmann, quien ya escribiera hace apenas un par de semanas abogando por una “ruptura limpia” del programa FCAS tras las salidas de tono de los franceses con motivo del París Air Show 25, firma una noticia con la que las esperanzas de distensión entre los socios del programa se desvanecen un poco más.
Siempre envuelto en la polémica, el programa FCAS, el más caro y ambicioso de la historia de Europa, viene encajando cada vez más golpes por parte de uno de sus 3 socios, la consabida Francia quien, por boca del CEO de Dassault, Eric Trappier, pone el foco en la capacidad gala de asumir el proyecto en su totalidad y presume de no encontrar inconvenientes en afrontar el resto del camino en solitario, orillando a españoles y franceses.

Como decimos, no es nuevo, ni coge por sorpresa a nadie, pero sí que el fuego amigo de los franceses comienza a ser graneado, con más ímpetu si cabe, y amenaza con inusitada asiduidad dar al traste con un FCAS que recogía las esperanzas de gran parte del empuje tecnológico a futuro de los 3 países.
Estas últimas informaciones, insistimos, de ser confirmadas y situarse el Gobierno de Francia en el respaldo total a las pretensiones de Trappier, no sólo chocan frontalmente con la pretendida equidad en el reparto de los trabajos, que recordemos están cercanos al paso a la Fase 2 -todavía en la 1B-, sino que supondrían, en lo industrial, un vuelco probablemente inaceptable para españoles y alemanes.
Como cita el medio hartpunkt.de, voces en Alemania, como el ponente del partido político SPD, Christoph Schmid, dijo sencillamente cuestionado sobre la información: “No podemos aceptarlo.” Y es que la realidad no puede ser, al menos a la vista de las informaciones que se viene sucediendo, más compleja para la propia supervivencia el programa.
El FCAS se pone en duda con demasiada frecuencia. Ya ni siquiera transcurre un par de semanas desde que una declaración disruptiva sucede a otra de más trasfondo y gravedad aún. Que uno de sus socios, que tiene legítimo derecho a considerarse tan capaz como sus medios y experiencia demuestran de construir aviones en solitario, arremeta contra el proyecto compartido y contra el resto de socios, especialmente los alemanes, está abocando al deseado caza de 6ª generación a una debacle si los asociados no son capaces de limar asperezas y retomar el proyecto como estaba ideado desde el principio. Pero es exactamente éso, la idea de colaboración a partes iguales, lo que no comprende ni consiente París.
Sin ser capaces de aventurar cifras totales del Programa, no es aventurado hablar de más de 100 mil millones de euros, aunque, como decimos, es demasiado pronto para afinar tanto. Con una inversión astronómica así, la posibilidad de contar con un caza de 6ª generación en un momento en que los proyectos de este tipo de aviones florecen en todos los continentes, incluyendo el rival europeo (Tempest italo-británico), no puede dejar perderse por las ambiciones desaforadas de uno de los socios.
Con un cronograma ya de por sí tenso, sujeto a las complicaciones propias de proyectos tan complejos y desafiantes, y que anuncia fechas de 15 años vista hasta las primeras entregas, no sabemos si estas discrepancias, caso de lograr solventarse, supondrán mayores retrasos en la entrada en servicio de los cazas.
Confiamos en que las aguas logren calmarse y se reconduzca el programa, a pesar de que deban articularse nuevos porcentajes de participación o distintas cargas de trabajo a las hasta ahora proyectadas.
Sea como fuere, echamos en falta declaraciones que ayuden a consolidar el FCAS, despejen las nubes y retomen un rumbo que muchas veces nos hace ver atiborrado de nubarrones.
Ebujez
defensayseguridad.es

