En el corazón industrial de España, donde la tradición y la innovación se entrelazan, se erigen las fábricas de Santa Bárbara Sistemas, baluartes de la industria de defensa nacional. Estas plantas, situadas en Sevilla y Trubia (Asturias), han sido testigos desapercibidos de la evolución tecnológica durante decenios, sosteniendo el débil compromiso de la sociedad española con la seguridad del país. Desde la fabricación de carros de combate hasta la producción de blindados para el Ejército de Tierra, la compañía desempeña un papel estratégico en la defensa española y en su proyección internacional.
Ahora que los rumores de cambio de manos de Santa Bárbara Sistemas y su posible compra por otra empresa española (Indra), cobran fuerza, merece repasarse el panorama de la armamentística nacional por excelencia.
La fábrica de Sevilla, ubicada en el municipio de Alcalá de Guadaíra, se ha consolidado como el epicentro de la producción de vehículos blindados sobre ruedas y cadenas. Especializada en la fabricación de carros de combate, esta planta ha asumido también la modernización y el mantenimiento de los vetustos, pero aún eficaces, obuses del Ejército de Tierra.
Con una capacidad de producción considerable dentro del sector, la planta sevillana ha sido catalogada como el Centro de Excelencia para Vehículos de Combate sobre Cadenas. Según información de la propia General Dynamics European Land Systems, la multinacional norteamericana matriz de Santa Bárbara, la fábrica de Alcalá de Guadaíra es fundamental en el desarrollo de programas clave, como la modernización de los carros de combate Leopard 2E, centro logístico de vehículos blindados, pruebas de integración, sostenimiento 4.0, banco de pruebas de motores… Desde 2022, el peso de la fabricación del Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR) 8×8 Dragón, un proyecto vital y controvertido para la defensa española en el siglo XXI, recae casi al completo en Trubia. General Dynamics (GD) ha potenciado cada una de las dos fábricas en procesos productivos diferenciados y muy especializados.
Trubia: La Historia Forjada en Acero
Al norte, en la parroquia de Trubia, municipio de Oviedo, la fábrica de armas de Trubia se erige como otro pilar de la industria militar desde su lejana fundación, allá por 1794. Esta histórica fábrica ha sido también testigo de la transformación de la industria de defensa en España, de sus buenos tiempos, los peores y los presentes, adaptándose al paso de los avances y tecnologías emergentes.
En la actualidad, la planta de Trubia se ha especializado en la fabricación de vehículos de combate, siendo también el principal centro de producción del VCR 8×8 Dragón. La producción de este blindado, que comenzó en diciembre de 2021, con una previsión inicial de 348 unidades entre 2022 y 2027, para escalar hasta las 1000, algo que, según se va desarrollando el programa, parece difícil de alcanzar. La planta también se encarga de la modernización de carros de combate Leopard 2A4, así como de la fabricación de estructuras blindadas para diversos proyectos nacionales e internacionales.

El impacto de esta fábrica no se mide solo en cifras de producción, sino también en el empleo que genera en la región. Con una plantilla en constante crecimiento, Trubia ha visto aumentar su nómina de trabajadores, especialmente gracias al programa del VCR 8×8 Dragón, que ha impulsado la creación de nuevos puestos de trabajo.
La controversia: el DRAGÓN 8X8
El VCR 8×8 Dragón, el que será la estrella de las unidades de infantería para los próximos 40 años, ha sido diseñado para mejorar la movilidad y protección de las tropas, y es uno de los proyectos clave de la compañía. Este vehículo ha sido desarrollado con tecnología de vanguardia y se espera que reemplace progresivamente a los veteranos BMR en el Ejército de Tierra. Pero, lo cierto es que, todavía hoy, acabando el tercer trimestre del año, aún no ha sido entregado a las Fuerzas Armadas, en lo que está siendo un proyecto cuajado de retrasos que no han hecho sino arrojar dudas sobre su viabilidad. Su elevado peso, sus tecnologías vanguardistas y quizás algo crudas aún, su complejidad técnica y su tamaño han sido foco de lógica controversia.

El VCR Dragón. Versión OAA (observador avanzado de artillería) foto: EM&M
El Ministerio y SBS han celebrado multitud de reuniones donde el fabricante ha rendido cuentas ante los continuos retrasos del programa. Mientras el Dragón siga en período de pruebas y no se entregue en breve, la sombra de su viabilidad es alargada. Son años de retraso, de desconcierto ante un producto final que ha pasado de ilusionante a dudoso. Las voces que abogan por una cancelación del mismo antes de que consuma más recursos públicos crecen, pero la vehemencia del Ministerio en llevarlo hasta el final parece clara. Sólo el tiempo -que ya excede lo razonable- y el desempeño final del producto darán o no la razón a detractores o partidarios.
Capacidad de Producción y Proyección Internacional
La capacidad de producción de Santa Bárbara Sistemas es notable, pero adolece de cuellos de botella que están lastrando la entrada en servicio de unidades de programas fundamentales, lo que hace dudar de la capacidad de nuevas producciones (VAC y nuevo carros Leopard 2A8, si se concretaran). Pese a todo, la empresa presentó al Gobierno un plan para fabricar hasta 50 blindados Ascod al año para Ucrania, pretendiendo así mostrar su potencial para satisfacer demandas internacionales, pero las dudas se plantean con fuerza cuando las cadenas de montaje, a pleno rendimiento, aún no entregan el esperado material contratado con Defensa.
Pese a todo, y además de los contratos con el Ministerio de Defensa, la compañía mantiene colaboraciones con países aliados y organismos internacionales. La exportación de vehículos y tecnología militar representa una parte importante del negocio, que va consolidando la presencia de Santa Bárbara Sistemas en mercados como el europeo y el iberoamericano.
El esfuerzo por mantener un alto nivel de competitividad ha llevado a la empresa a invertir en mejoras en sus instalaciones y procesos de producción. Pero, las fábricas de Sevilla y Trubia, que han sido objeto de modernización en los últimos años, permitiendo una mayor eficiencia, siguen siendo sólo dos. En un mundo convulsionado, como no lo veíamos desde los años ochenta y con las tensiones en el límite de no retorno en varios escenarios, la capacidad de producción de material de defensa de un país debe ser creíble si se pretende ser capaz de dar respuesta a la volatilidad reinante.

Las fábricas de Santa Bárbara Sistemas en Sevilla y Trubia son más que instalaciones industriales para España; representan a un tiempo el legado y el futuro de la industria de defensa nacional. Sus virtudes: tradición, innovación y compromiso con la excelencia, deben mantenerse y redimensionarse a las nuevas realidades. Estas plantas, que continúan forjando la seguridad y el prestigio de España en el ámbito armamentístico internacional están llamadas a no ser las únicas. De la capacidad de SBS y su actual o futuro propietario, dependerán en gran medida las posibilidades de responder a las necesidades del Ejército de Tierra y de clientes internacionales garantizando que estas fábricas sigan siendo piezas clave en la estrategia de defensa del país.
Ebujez
defensayseguridad.es