Moldavia: elecciones + injerencia rusa=desestabilización. Mucho en juego no, sólo para Moldavia
Las elecciones de hoy en Moldavia serán cualquier cosa menos irrelevantes. Foto: ABC
Moldavia acude hoy a las urnas en unas elecciones parlamentarias que, más allá de definir la composición del legislativo -como sería natural en cualquier otro país-, marcarán la dirección del país de forma significativa: continuar con su acercamiento a la Unión Europea o volver a reverdecer el pasado soviético y orbitar en torno a Moscú. Como acertadamente señalaban ayer desde Monitor Disinfo (MD), el contexto es de máxima tensión política e institucional ante la intensificación, sin precedentes -aunque sin sorpresas- de las operaciones de injerencia híbrida por parte de la Federación Rusa.
El artículo de ayer de MD recuerda que ya en los comicios parlamentarios de 2021 y los presidenciales de 2024, Moscú desplegó un arsenal de herramientas para desestabilizar el proceso democrático moldavo. Las autoridades del país denuncian una campaña sistemática de interferencia, que incluye desde la compra masiva de votos con criptomonedas hasta la organización de protestas pagadas, ciberataques, sabotaje electoral, e instrumentalización de la religión y del crimen organizado. En palabras del portavoz gubernamental Daniel Vodă, la iglesia ortodoxa moldava se ha convertido en uno de los principales vectores de propaganda rusa.
MD hace un repaso sobre las 10 estrategias de Moscú para influir, desestabilizar y ganar influencia decisivamente en Moldavia. Repasemos sólo algunas:
-Uno de los casos más graves tuvo lugar el 22 de septiembre, cuando la policía moldava desmanteló una red de ciudadanos entrenados paramilitarmente en Serbia y Bosnia-Herzegovina. Los 74 detenidos, todos varones jóvenes, tenían armas y municiones, y planeaban desórdenes durante la jornada electoral. La operación, según fuentes oficiales, habría sido coordinada directamente desde Rusia. Esperemos que esa «pequeña guerrilla pro-rusa» haya quedado totalmente desarticulada y que hoy -y en los días sucesivos- no se registren incidentes durante la jornada de comicios.
-También se ha detectado una campaña de manipulación informativa dirigida a la diáspora moldava, responsable de cerca del 20% del voto total. Según Maia Sandu, presidenta de la República, Rusia ha destinado “cientos de millones” para captar ese voto en el extranjero mediante sobornos y desinformación. Entre las tácticas empleadas figura la circulación de papeletas inválidas y el uso del fraude conocido como “carrusel”.
-Otro vector relevante de injerencia es la Iglesia Ortodoxa moldava, especialmente la Metrópolis de Chișinău y Toda Moldavia, dependiente del patriarcado de Moscú. Un reportaje de Reuters, citado por MD, documenta cómo clérigos moldavos son invitados a Rusia con gastos pagados y regresan al país con consignas pro-Kremlin y herramientas de propaganda digital, como canales de Telegram diseñados para erosionar el apoyo popular al proyecto europeo.
-A ello se suma la infiltración ideológica entre jóvenes mediante ONG prorrusas como “Evrazia”, que ofrecen formación política encubierta con mensajes contrarios al gobierno de Sandu. Tal y como reveló NordNews, las actividades incluyen la difusión de narrativas sobre “romanización forzosa” y “persecución religiosa”, así como ataques al Partido Acción y Solidaridad (PAS), la única formación abiertamente proeuropea con opciones de gobierno.
-En la recta final de campaña, los ataques se han vuelto personales. Dice MD que medios vinculados al ecosistema ruso como VT Foreign Policy han difundido teorías infundadas que vinculan al partido PAS con redes de explotación sexual, replicando patrones de desinformación empleados anteriormente en campañas electorales en EE.UU.
Como puede apreciarse, la papeleta hoy de Moldavia no es sólo electoral, y tiene ante sí una jornada verdaderamente trascendental de la que dependerá mucho más que la composición parlamentaria. El Gobierno moldavo debe, hoy, garantizar la seguridad durante las elecciones, salvaguardar y asegurar la veracidad de los resultados, evitar la desestabilización que pueda crear la facción pro-rusa en función de esos resultados, monitorear todas las vías de injerencia de Moscú durante la jornada electoral y mantenerlos a raya, no sólo hoy, sino en los próximos días. Está claro que Moscú se prepara para cualquier escenario post-electoral, tanto si es favorable como poco ventajoso para sus intereses; y serán los moldavos, con su gobierno a la cabeza, quienes deban aguardar una presión mayúscula en el tiempo que está por venir. Les deseamos la mayor de las fortunas, porque lo que hoy está entre manos alcanza el nivel de gravedad último en el devenir de Moldavia: avanzar en la integración europea o volver al redil ruso, dejando en entredicho la libertad e independencia moldavas, en palabras de Nicu Popescu, exministra de Exteriores moldava.
Redacción
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