Estados Unidos se plantea frenar la compra de nuevos helicópteros y apostar por drones: más allá del Black Hawk, Apache y Chinook

Basado en información de Colton Jones, defenseblog.com
El Ejército de Tierra de Estados Unidos está considerando una de las decisiones más significativas de las últimas décadas en cuanto a su aviación: detener la adquisición de nuevos helicópteros tripulados a partir de 2026, para concentrar los esfuerzos en modernizar flotas existentes y redirigir la inversión hacia sistemas no tripulados. La información, publicada por Colton Jones en defenceblog.com, hoy, 8 de noviembre, informa de una propuesta que todavía se encuentra en fase de revisión interna, pero que ya cuenta con apoyos relevantes dentro del Pentágono.
El adiós progresivo a nuevas plataformas tripuladas
La propuesta, según fuentes internas citadas por defenceblog.com, busca una transición deliberada y escalonada. En lugar de apostar por nuevas generaciones de helicópteros convencionales, el Ejército mantendría en servicio prolongado a sus actuales UH-60 Black Hawk, AH-64 Apache y CH-47 Chinook, reforzando su vida útil mediante programas de actualización estructural, integración de aviónica digital avanzada y contratos de mantenimiento a largo plazo.
En paralelo, los fondos que tradicionalmente se habrían dirigido a nuevos diseños tripulados se reorientarían hacia plataformas no tripuladas para misiones de ataque, reconocimiento y logística. Esto incluiría no solo sistemas aéreos en sí, sino también la infraestructura operativa que los acompaña: redes de mantenimiento, programas de formación para operadores, herramientas de integración de software, y capacidades de gestión de datos en tiempo real.
Un cambio doctrinal más que técnico
Más allá del debate industrial o presupuestario, el fondo de la cuestión es doctrinal. La decisión de apostar por drones no se basa únicamente en su menor coste o mayor disponibilidad. Como se explica, las lecciones extraídas de conflictos recientes, donde los drones han sido clave en tareas de observación, coordinación de fuegos y suministro, están moldeando las decisiones de futuro.
Se trata de una evolución en el concepto de operación: reducir la exposición del personal en escenarios hostiles, flexibilizar el despliegue táctico y acortar los ciclos logísticos. A su vez, esto permitiría reducir el peso del componente humano en las operaciones aéreas y disminuir la factura asociada al entrenamiento y sostenimiento de tripulaciones.
No sustituir, sino reconvertir
El plan no contempla una eliminación inmediata de los helicópteros tripulados. Al contrario: la aviación actual seguiría operando con protagonismo al menos durante toda la segunda mitad de la década, pero sin nuevas compras. Se priorizará el soporte técnico y la extensión de vida operativa. En paralelo, se estudia la posibilidad de reconvertir algunas plataformas existentes en variantes operadas de forma remota o semiautónoma, en función de su viabilidad técnica.
La medida ya cuenta con el respaldo del propio Secretario del Ejército. Aunque no se ha formalizado ni presentado públicamente, su inclusión dentro de los planes presupuestarios de ciclo largo (2026-2028) indica que el giro es serio, deliberado y con visos de consolidarse en doctrina.
Industria, mantenimiento y sostenimiento
Las señales ya han empezado a verse en la actividad contractual. En los últimos meses, las agencias logísticas del Ejército estadounidense han lanzado oleadas de contratos centrados en repuestos, capacidad de reparación en depósito y extensión de vida útil. Es decir, el foco está en mantener volando lo que ya se tiene, no en sustituirlo.
A la vez, se están diseñando estructuras de mantenimiento específicas para la aviación no tripulada, lo cual sugiere un modelo dual de transición progresiva en el que drones y helicópteros tripulados compartirán espacio operativo durante al menos una década más.

