Negociaciones para salvar el gran proyecto europeo

Francia y Alemania han intensificado su presión sobre Dassault Aviation y Airbus para desbloquear el desarrollo del Future Combat Air System (FCAS), el programa europeo de aviación de combate de nueva generación que también involucra a España. La información proviene de un reportaje publicado por la agencia Reuters el 25 de noviembre de 2025.
Según Reuters, el proyecto, estimado en más de 100.000 millones de euros, se encuentra nuevamente al borde del estancamiento. La causa principal es la falta de acuerdo entre Dassault y Airbus sobre el reparto de tareas y acceso a tecnologías sensibles, en especial en lo referente al diseño del caza tripulado.
Dassault, respaldada por París, insiste en liderar el desarrollo del avión, aduciendo su experiencia probada con el Rafale y denunciando falta de claridad en las líneas de autoridad. Airbus, que representa tanto a Alemania como a España en el consorcio, reclama una estructura más equitativa en la toma de decisiones, amparándose en los principios de reparto igualitario que rigen el programa.
En este contexto, y tras una reunión reciente entre el presidente Emmanuel Macron y el canciller alemán Friedrich Merz, Berlín ha impulsado una «hoja de ruta de decisiones» que pretende forzar un acuerdo básico antes de mediados de diciembre. El documento, citado por Reuters, insta a los directores ejecutivos de las empresas implicadas a firmar un compromiso escrito sobre los principios de cooperación para avanzar en la siguiente fase.
No tenemos constancia de la presencia de España en estas negociaciones o, al menos, no ha trascendido.
Además, se encomienda a los jefes de las fuerzas aéreas de los tres países una revisión conjunta de los requisitos operativos, como medida para reafirmar el control político sobre el programa.
Las tensiones no son nuevas, pero se han agravado con el tiempo. Mientras fuentes alemanas citadas por Reuters acusan a Dassault de intentar acaparar el 80% del control y limitar el acceso a trabajos críticos, fuentes francesas sospechan que Berlín intenta diluir la ventaja tecnológica gala. Desde el entorno del proyecto se admite que la relación política que sostenía el equilibrio se ha debilitado, lo que ha dado lugar a un enfrentamiento abierto entre las industrias.
En juego no solo está el futuro del sistema aéreo de combate que debería operar a partir de 2040, sino también la credibilidad de Europa como actor capaz de articular una política de defensa común, especialmente frente al avance paralelo del programa GCAP liderado por Reino Unido, Italia y Japón.
Si el FCAS fracasa, advierte Reuters, quedaría en evidencia la incapacidad europea para consolidar un verdadero pilar tecnológico y militar autónomo, en un contexto marcado por la guerra en Ucrania y el deterioro del entorno estratégico europeo.
Agencias
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