España ha malgastado años sin tomar las riendas de su defensa: de la moderada capacidad para defenderse, a la nula capacidad de atacar
Misil Taurus KEPD de MBDA
No abundaremos más aquí en el flagelo del tiempo perdido de Europa en crear sólidas bases defensivas, en los años de solaz descanso europeo, mientras el Imperio Romano-Americano protegía los limes de Occidente. Siempre hay tiempo de sacar una columna dominical donde dejar constancia negro sobre blanco del cabreo europeísta que Bruselas provoca con sus pueriles ocurrencias. De lo que se trata hoy, inmersos en algo parecido a un plan de rearme, es sólo de apuntar un hecho insoslayable y recalcitrante: la carencia de capacidad de ataque de las Fuerzas Armadas Españolas, y la ausencia de planes a futuro que reviertan esta realidad.
De dominio público es por fin el debate sobre el estado de la defensa europea y española; recurrente desde hace años en redes y medios de todo pelaje, pero sobre todo en el mundo digital, donde discutimos todo de manera más intensa que en el resto de segmentos de información. El plan de rearme, el SAFE de la UE, la resiliencia sostenible de las tecnologías para la seguridad atemporal, y toda una suerte de eufemismos de grado Champions que tratan de vender a la ciudadanía lo bueno de armarse –cuando hasta hace 2 días era hasta obsceno-. La fiebre por recuperar capacidades, aumentar presupuestos y llegar a tiempo de hacer un alarde general de la fuerza en pocos años que no nos deje con las vergüenzas al aire… en una palabra las prisas por ser NORMALES, es ya una realidad.

Cañón Vulcano (Leonardo) para las F110 Bonifaz
Y en toda esa vorágine por analizar el estado de las cosas marciales, anotar lo que se tiene, lo que no, lo que se puede arreglar, lo que hay que tirar y lo que no tendremos nunca, perdemos de vista que hay una capacidad que no tenemos, y es la de atacar duro, donde más duele, a un posible enemigo. Más allá de nuestros ojos, tras sus líneas, en sus predios logísticos, sus infraestructuras críticas o sus lejanas bases, España no dispone de argumentos con los que meter miedo fuera de las líneas del frente, de la vista del adversario. Todo el daño que podemos infligir lo podemos hacer cara a cara, mirando a los ojos del oponente. Como si la visión de la furia española en los ojos marciales de un legionario cabreado pudiera darnos más ventaja competitiva que un arsenal de 500 ó 1.000 Taurus… No, no te la da. Tener delante a los infantes de España puede provocar respeto, cuando no temor, en un enemigo sensato, pero el respaldo y la ventaja de los sistemas que pueden alcanzar el alma de tu oponente y romperle la crisma a 700 kilómetros sin jugarte un puñado de EF18, te lo da la tecnología.
España es netamente defensiva, así lo dice su arsenal. Lo que nos hace pensar que el Ministerio de Ataque de Pérez Triana se nos hace grande aún, para nuestra desgracia. Harpoons aparte, próximos al retiro y enviados de tapadillo a Ucrania, los Taurus KEPD son las únicas razones de lustre en el club de atacantes precisos y lejanos. Y como quiera que en ese club siempre habrá categorías, nosotros estamos en la de los linderos, a las afueras de los terrenos del club, donde moran los que pagan la cuota de base, tarde y a plazos.
El Tomahawk, lo único que verdaderamente estuvo al alcance, se descartó hace tiempo, y no tiene sentido volver a fustigarnos. Por fortuna, los chicos de Kongsberg nos traerán un puñado de NSM para las Bazán y Bonifaz, lo cual ayuda, pero no solventa ni cubre al completo… ni mucho menos. Con ser unos ingenios bien parecidos y llegar en número considerable para lo que España suele adquirir (unos 120 misiles), no dejan de tener un alcance modesto, del entorno de los 180-200 kms. Su cometido principal, no lo olvidemos, es contra otros buques, a pesar de lo cual, disponen de aptitudes contra objetivos en tierra.

Misil Tomahawk lanzado desde submarino. Foto: UsNavy
Y poco más. Ni los cañones Vulcano de Leonardo para las Bonifaz, por mucha munición extendida que lleven; ni los SIAC o los M109… sólo podemos hablar de los Taurus. Sólo podemos hablar de los menos de 50 misiles Taurus que conservan los arsenales de la Fuerza Aérea. Ese es nuestro mejor argumento y el más escaso al mismo tiempo.
Pero, ¿los tiempos están realmente cambiando? De un tiempo a esta parte tenemos nuevas caras en el escaparate defensivo nacional, además de los talentos habituales. Están los de siempre, gente que ya estaba, pero no se atrevía aún, no la dejaban o no le interesaban las cosas de enjundia; y que podrían hacer mucho más en ese sentido. Quizá seda ahora el tiempo (Valero) de que concreten algo verdaderamente radical y rompedor con nuestro pasado. Tenemos, por qué no anotarlos, a los de SMS (Spanish Missile Systems), a quienes esperamos pacientemente, con gesto de cariño, sabedores de que la intención es buena y la idea, sin ser novedosa, puede ser un buen comienzo, pero aún no tenemos nada. Otros viejos conocidos, que siempre se ofrecen, como MBDA (Taurus). También Instalaza puede aportar en este campo, sólo hay que sentarse con ellos y escuchar qué necesitan y qué ideas tienen. Y están los recién llegados que, de cabeza o refilón, quieren tocar acordes que nos sugieren más de lo que son, como PLD Space. La empresa levantina ha puesto patas arriba el espacio y nos lo ha traído a la mesa, como la cosa más natural del mundo. De cómo lo hacen, parece hasta fácil; y no somos 2 ni 3 los que vemos en esos Miuras un disparadero para sistemas de doble uso.

PLD Space ha venido para quedarse y ofrecer cosas que nunca antes tuvimos
España se mide sólo en defensa, porque atacar, lo que es atacar, puede poco, y sólo a la vista. Recuperada la capacidad de combatir en pocos años, como así esperamos y aleccionaba Garat, es tiempo de abordar empresas mayores, pero no por ello menos acordes con nuestra posición. Atacar, en profundo o no tanto, pero tener la capacidad de hacerlo, es algo que puedes no querer hacer, pero debes poder hacer.
Jorge Estévez-Bujez
defensayseguridad.es

