Magline: SOBERANÍA TENOLÓGICA sin eufemismos
Fabricar, integrar y certificar. Cuando no deberías ir a ninguna otra parte para encontrar lo que necesitas

Maqueta del Valero presentada en FEINDEF 2025, Madrid. Foto: Jorge Estévez-Bujez
Por Jorge Estévez-Bujez defensayseguridad.es
Valero no es un nombre cualquiera. Es el nombre del sistema aéreo no tripulado llamado a marcar, si todo discurre como debe, un antes y un después en la participación industrial española dentro del futuro combate aéreo europeo; pero no sólo. Quizás llegue a convertirse en el primer arma estratégica española con identidad realmente propia, lo que es mucho decir para un país como el nuestro, de natural reacio a disponer de argumentos ofensivos más allá del alcance de la vista. Y por eso, Valero es a Magline. la empresa que ha desarrollado el prototipo inicial, lo que Alonso fue una vez al automovilismo: la demostración empírica del trabajo apuntado a la excelencia. Un nombre que, con toda seguridad, comenzará a estar en boca de los despachos de los ministerios de defensa de más de un país, porque su criatura, el Valero, ya está, ahora sí, en los laboratorios de Indra, quien encargó su desarrollo a la desapercibida, pero puntera, compañía aeronáutica aragonesa.
-«Llegaron hace unos días –Indra- y se llevaron por fin el prototipo. Ahora da comienzo otra etapa.»
Sólo 12 meses de desarrollo argumentan en favor de un grupo de ingenieros, técnicos y personal, dedicado a una pasión que han mantenido entre las 4 paredes de un nada desdeñable complejo de 7.500 metros cuadrados. En los tiempos que corren, 12 meses suenan a poco, suenan a nada, pero ahí está el resultado.
Aunque no sólo se desempeñan en las tierras aragonesas, porque también tienen un pie en Seattle -estado de Washington, EE.UU.– donde parte del equipo de Magline vuelca su trabajo en otras áreas.

Valero entra en fase de producción en 2028, con una previsión de producción alta, considerablemente alta, según hemos podido saber, mucho más de lo que quien lea estas letras pueda imaginar, aunque aún no estamos autorizados a decirlo. Otra cosa será la concreción, llegado el día, de que la expectativa de un número tan inusualmente generoso llegue a descansar en los arsenales del Ejército el Aire.
Si las cifras encajan, será un golpe en la mesa; una declaración de intenciones de una España industrial que demuestra que es posible no volver a quedarse fuera de los grandes programas de defensa. No es que Magline vaya a fabricar los Valero que aparecen entre los datos que Indra facilite, es que ellos ya lo han diseñado, prototipado y ensayado. Por eso es tan importante el programa Valero como altavoz, porque es el reconocimiento definitivo del potencial industrial de Magline, una empresa hasta hace días invisible para el gran público, y que ha sabido moverse con sigilo, solvencia técnica y rigor industrial, fiel a su cliente, hasta ocupar una posición que, en adelante, ya nadie se atreverá a discutir, porque hay mucho más allá del dron-misil.

Miguel Ángel Gómez Arranz, fundador de MAGLINE, posando frente a una unidad de control en tierra durante las pruebas del MALE UAS
El nacimiento de un actor industrial de primer nivel, silencioso y eficiente
Fundada en 2008, y radicada en Villanueva de Gállego (Zaragoza), Magline comenzó como centro de soporte de UTC Aerospace para UAS en Europa y Asia, y en poco más de una década ha evolucionado hasta convertirse en uno de los fabricantes de aeronaves no tripuladas más versátiles, innovadores del continente. Desde 2012 produce drones tácticos, y desde 2018 desarrolla aeronaves MALE (Medium Altitude Long Endurance). Además, desde 2014 cuenta con certificaciones civiles y militares, algo casi tan importante como todo lo anterior. Dicho así, sin más alarde que el de la naturalidad, parece más propio de otras latitudes, de otras naciones, acaso más determinadas a sacar adelante la industria doméstica sin poner el ojo sólo en los grandes sellos. Lo cierto es que suena extraño: cientos de analistas, expertos, medios, y casi ninguno habíamos reparado en ellos. En descarga del despiste colectivo hay que decir que ellos tampoco lo han puesto fácil. En Magline se han guardado mucho de promocionarse; algo que, diríase, tienen vetado de manera dogmática, como quienes redescubren el ora et labora y abrazan la ortodoxia del trabajo sin los aditamentos ni las ínfulas del estimulante y trepidante nervio mediático.
Sus instalaciones se levantan a escasos metros del CENAD de San Gregorio, y no son sólo un centro de ensamblaje, sino un ecosistema industrial donde se diseña, se integra y se valida cada componente crítico: fuselajes, trenes de aterrizaje, plantas de potencia, sistemas de control de vuelo, todo. Diseño modular, verticalización total, certificación EASA y un autopiloto propio -el Quattro- que va a ser una referencia OTAN.
Auto-piloto QUATTRO, una de las joyas de MAGLINE que integra en sus UAS
Valero: de demostrador a sistema de combate
El programa FCAS (Future Combat Air System), liderado por Francia, Alemania y España, incluye múltiples elementos: el caza de sexta generación, el sistema de combate en nube, los sensores distribuidos, y los remote carriers, plataformas aéreas no tripuladas de distintos tamaños y funciones. Es aquí donde Valero encaja como una pieza maestra: un sistema de armas que evolucionará rápidamente a plataforma construida, certificada y estandarizada para misiones ISR, SEAD y apoyo de fuego.
Desde 2024, Magline ha llevado a cabo el diseño, integración y producción de prototipos del Valero para Indra, quien actúa como integrador principal del programa español FCAS. El proyecto, en su fase de desarrollo, ha culminado con éxito los vuelos de prueba en hace apenas unas semanas, en este pasado mes de octubre. Las pruebas iniciales de integración empezaron en septiembre y, según fuentes cercanas al programa, la validación final se espera para el cuarto trimestre de 2026. De ahí, el salto a la serie será inmediato: producción en 2028.
«No queríamos ser subcontratistas. Queríamos ser protagonistas.«
Así lo dijo el CEO de Magline, Miguel Ángel Gómez Arranz, en una entrevista concedida al Heraldo de Aragón ya en 2019. Aquella frase no era marketing: era estrategia. Y la historia les ha dado la razón. En esa misma entrevista, Gómez Arranz defendía la necesidad de romper con el modelo tradicional de dependencia industrial: «El valor está en saber integrar y certificar, no sólo en fabricar piezas.»
En otra conversación con el mismo medio, en 2022, ya anticipaban su participación en programas europeos como el FCAS: «Nosotros podemos fabricar en España lo que otros buscan en Alemania«, afirmaban entonces. Una afirmación que ahora cobra toda su dimensión.
– “Es nuestro proyecto, Magline es mi apuesta personal, y me empeñé en sacarlo adelante”, me decía Miguel Ángel hace sólo unos días. Y a fe nuestra que lo está consiguiendo.

El Valero está llamado a otorgar capacidades nunca antes disponibles en España
Y todo ésto, con una plantilla que no supera los 50 empleados entre todas las empresas del grupo, pero que trabaja en configuración de alta especialización y verticalidad productiva. Con procesos trazables desde ERP hasta la fase de prototipado, y en fase de certificación EN9100 de cara a la entrada en producción final.
El mensaje es claro al Ministerio de Defensa: ésto sí es un programa viable
En tiempos donde algunos relevantes programas de Defensa acumulan retrasos, sobrecostes y decepciones en cadena, el caso Magline-Indra con el Valero es la antítesis perfecta: un programa que cumple plazos, que escala industrialmente, que certifica, que no promete humo, sino resultados; y que podría, si se gestiona con inteligencia, convertirse en un estándar exportable, un modelo de éxito con todas las características para definirse internacionalmente.
Lo decimos sin matices: ésto sí lo merecen nuestras Fuerzas Armadas. Un sistema moderno, certificado, hecho en casa y, sobre todo, operativamente útil. Sin retórica vacía, sin notas de prensa huecas, sin repeticiones institucionales que ya no convencen ni a quienes las firman.
Lo que viene: el futuro ya está aquí
Valero no es un final, es un punto de partida; una puerta abierta a que Magline lidere nuevos programas con producto propio, tanto nacionales como europeos. Su participación en proyectos con UNICEF, la RTAF (Fuerza Aérea de Tailandia), BRIN (Indonesia) o Babcock-Avincis (VTOL antiincendios) demuestra una proyección que está lejos de tocar techo. Y todo sin haber comenzado aún la fase industrial a pleno rendimiento.
No queremos terminar este artículo sin mencionar uno de los juguetes que encontramos en Villanueva de Gállego, el MALE UAS: sin lugar a dudas, la pieza angular sobre la que Magline habrá de asaltar los cielos. En próximas semanas daremos cuenta de él con todo lujo de detalles; pero vale la pena adelantar algo, para abrir boca.
MALE UAS: la otra sorpresa. El tapado de altos vuelos que rivaliza con el MQ Predator

MALE UAS de Magline. La otra sorpresa con la que nadie contaba
El MALE UAS es un dron estratégico de última generación diseñado y fabricado íntegramente en España, con 16 metros de envergadura, 1.350 kg de peso máximo al despegue y hasta 36 horas de autonomía. Obtuvo en 2021 el Permit to Fly bajo normativa EASA CS-23, y está en fase de ensayos de verificación. Destaca por su planta motriz basada en el potente Rotax 915 de 146 HP, el mismo motor, aunque evolucionado, que equipa al MQ Predator, al que supera en todas las métricas. La demostración en vuelo en manos del cliente final culminó en Julio de 2025. Además, integra sensores EO/IR de largo alcance, radares, sistema SBTS para detección de telefonía móvil y comunicaciones BVLOS vía satélite, todo gestionado por el autopiloto Quattro, una maravilla tecnológica compatible con software OTAN. Su precio competitivo y arquitectura modular harán de él una opción sólida para operaciones estratégicas tanto civiles como militares en España.
Si el Estado acompaña con inversión, visibilidad, continuidad y lealtad, si se protege a quienes cumplen, si se reordena el ecosistema para premiar solvencia técnic por encima de cualquier otro parámetro, España puede tener en Magline a su General Atomics, a su Baykar. Con identidad propia. Con sello probado. Con futuro.
El Valero entra en producción. Ojalá no sea el único. Ojalá sea solo el principio, porque hay mucho más.
Aquí les dejamos el vídeo completo del vuelo de MALE UAS:
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Las cifras avalan una revolución industrial en España
- Certificaciones EASA Part 23, interoperabilidad OTAN y cumplimiento con normativa DO178C y DO254.
- Cadena de suministro consolidada en España, y en el extranjero con inversiones estratégicas en Bermaq, y Applied Navigation.
- Portfolio propio con UAVS en 3 segmentos y capacidades VTOL en Micro (10Kg) y Small Clase 1 (150Kg).
- Diseño y desarrollo de una gama propia de UAS.
- Más de 10.000 horas de vuelo acumuladas en ensayos reales (incluyendo VTOL con US Army y campañas en Egipto, Tailandia, Noruega, Indonesia, etc..).
Bienvenidos, Magline. Os estábamos esperando.
Jorge Estévez-Bujez
defensayseguridad.es
El autor desea expresar su profundo agradecimiento a Miguel Ángel Gómez Arranz y todo su equipo por las facilidades dadas para la realización de estos trabajos, por el material y, sobre todo, por la confianza que han demostrado en DYS. Es un honor para nosotros.



4 respuestas
Pies de barro:
El motor del Valero, que se supone que será un turboventilador, ¿de dónde proviene?
Por otra parte, parece solaparse por completo con los RCE del SCAF, y eso cuando Alemania (Airbus Alemania y Diehl) es quien lidera el pilar de los drones. Celebro una opción autóctona (está habiendo más propuestas similares a esta de otros países, incluso en Alemania, al margen de Diehl), pero sería interesante explicar cómo encaja con los citados RCE.
Dicho esto, me gustaría imaginarme el Valero dentro de la bodega de armas de un A321 XLR SIGINT, como sensor remoto para obtener telemetría desde dentro de la zona peligrosa y como señuelo para provocar -y después estudiar- la reacción radárica del enemigo.
En cuanto a que el dron de Magline supera al Predator en todas las métricas, tal como está expresada la frase, conlleva al error o confusión.
Supera al Predator original, al MQ1, no al actual MQ9B, que es una aeronave mucho más grande.
El UAS de Magline es el doble que el Sirtap:
-TB2: 700 kg
-Sirtap: 750 kg, óptico y radar dual, espacio aéreo no segregado como objetivo, futura versión naval
-Magline: 1350 kg, espacio aéreo no segregado
-TB3: 1450 kg, versión naval
-MQ9B: 4760 kg, espacio aéreo no segregado, versión naval
-Eurodron: 12 000 kg, espacio aéreo no segregado
El dron MALE es el Elang Hitam indonesio. Gugleando, se encuentra ninguna referencia a Magline o colaboración con España y de hecho Indonesia lo denomina autóctono.
No quiero decir con ello que Magline no tenga que ver con ese dron. Lo que sí que me pregunto es hasta qué punto llega su participación en el proyecto.
No estaría de más, en aras de enriquecer el artículo, clarificar este aspecto.
Mucha propaganda veo yo ahí.
Ya veremos que hay de cierto y que hay de anuncio que de grandes promesas estamos aburridos ya.