El ocaso del Dragón: entre la cancelación anunciada y los 127 chasis ya construidos
Barcaza de VCR Dragón
Hubiera sido maravilloso equivocarse, y que todo marchara según lo ideado, pero no.
Hoy, más que nunca, debemos asumir una elección dolorosa: el programa del VCR 8×8 Dragón se dirige hacia su cierre. Los indicios son múltiples, crecientes y convergentes, al punto de que fuentes del entorno del programa y voces reputadas en redes y medios apuntan a que la cancelación definitiva del proyecto ya está decidida. No obstante, el Ejército de Tierra no se quedará sin parte del fruto de esta empresa: las 127 barcazas ya construidas deberán entrar en el inventario —aunque su destino aún está en el aire: ¿se completan como vehículos, se reconvierten, se reinventan?
En este artículo hacemos un ejercicio realista con las piezas que hoy -14 de octubre- tenemos, porque mucho nos tememos que la realidad de mañana, día 15, será otra bien distinta a la que nos lleva hoy a la cama. Establecemos así una especie de puente entre lo que se ha informado (oficial y extraoficialmente) y las hipótesis más verosímiles sobre el camino que queda para esas 127 unidades y lo que pudo haber sido la ambiciosa cifra de 348 vehículos de la primera fase. De la final, de aquellos 998 dragones, mejor no hablemos ya.
1. Señales de cancelación: el fin anunciado
Las señales de un desenlace irreversible se han multiplicado en el transcurso del día. Quienes nos leen -que cada día son más, y en importante número- saben que en defensayseguridad.es publicamos recientemente que “nadie firma la aceptación de los vehículos entregados”, pues persisten fallos graves en la transmisión, en el grupo motopropulsor e incluso en la torreta, lo que obliga a paralizar pruebas y regresar unidades a taller. Esta negativa formal de aceptación es un síntoma inequívoco de que el programa ha perdido la confianza institucional.
Por otro lado, el fracaso continuo en entregas y certificaciones ha sido tema recurrente —por ejemplo, en nuestra pieza titulada “OTRO ANUNCIO MÁS DE QUE EL DRAGÓN ESTÁ CASI LISTO”, donde denunciamos que año tras año las promesas se repiten sin resultados tangibles. Lo que ayer era un “a punto de” hoy suena a anuncio de liquidación.
Pruebas en el INTA de uno de los prototipos del Dragón
A esto se suma que el Ministerio de Defensa, desde instancias oficiales, ya había advertido que se reservaba “las acciones oportunas” frente a los incumplimientos sistémicos del consorcio Tess Defence, ahora bajo control mayoritario de Indra. Además, en círculos vinculados al programa ha debido comenzar hoy una suerte de correa de transmisión oficiosa, y ronda con fuerza el rumor, ya por todos aceptado, de que la cancelación es un hecho consumado, aunque, como decimos, sin comunicación oficial aún. Esa filtración refuerza sin duda la hipótesis de que la decisión ya está tomada.
Por tanto, hay razones más que suficientes para asumir que no nos encontramos ante una mera suspensión temporal, sino ante un final definitivo; una cancelación
2. ¿Qué pasa con las 127 barcazas ya fabricadas?
Si bien la cancelación del programa es cada vez más plausible, el Ejército no va a renunciar a lo ya producido. Los contratos, las inversiones y el esfuerzo industrial han llegado al punto en que dejar esas 127 barcazas en el limbo sería un despilfarro inaceptable, tanto política como operativamente.
Pero aquí comienza la encrucijada:
- Completar los vehículos: una opción es que se invierta lo mínimo para terminar esas 127 unidades, resolver los fallos (motor, transmisión, electrónica, torreta) y destinarlas a unidades de maniobra o roles secundarios.
- Reconvertir o desmontar: una alternativa más drástica sería reciclar parte de esos chasis para otros usos o directamente utilizarlos como fuente de piezas.
- Almacenamiento temporal: podrían permanecer inertes mientras se decide su destino, aunque esto incurre en costes de mantenimiento y deterioro.
Sea cual sea la opción, lo central es que no pueden simplemente dejarse sin destino: hay obligación contractual, exigencia política y necesidad operativa de amortizar inversión. La pregunta es si se va a dotar presupuesto para completar esas unidades o si se les dará otro rol.
3. ¿Y el destino de las 348 unidades, de esa primera fase completada?
El contrato original concebía la adquisición de 348 vehículos en su primera fase. Sin embargo, como decimos, los errores acumulados han convertido ese objetivo en una quimera.
Desde nuestra perspectiva, hay 2 escenarios:
- Cierre total en 127: abandonar toda expectativa de llegar a 348. El programa queda limitado en esa cifra.
- Compromiso de concluir las 348: Defensa podría exigir al consorcio o a otro adjudicatario que asuma el remanente, aunque éso implicaría reabrir pliegos, reasignar responsabilidades y nuevos recursos.
Dado el historial de incumplimientos, la opción de expansión suena poco realista. Apostaríamos a que las 127 barcazas marcan el cierre efectivo del programa.
Un final prematuro de una línea de producción que quedará en poco más que nada
4. «Cancelación» sí, pero con rendimientos parciales
Este no es el relato de un fracaso absoluto sin salida, sino de un desenganche moderado: cancelas el proyecto, recoges lo que puedes, cierras con cierta dignidad lo hecho.
Ésto implicaría:
- Auditoría final de fallos técnicos y legales.
- Liberar los chasis para su destino más racional.
- Reutilizar parte del know-how industrial en otros programas.
- Usar el caso como aprendizaje contractual futuro.
Es crucial que el Ejército no salga debilitado: esas 127 unidades podrían ofrecer alguna capacidad operativa si se entregan con fiabilidad mínima, aunque lejos de lo previsto inicialmente.
5. Riesgos, incógnitas y advertencias finales
Este desenlace arrastra al menos 4 riesgos relevantes, que son un verdadero recordatorio de la extraña dirección del Programa, la compleja materialización y la imposible integración del mismo.
- Percepción de fracaso institucional.
- Costes irrecuperables.
- Vacío industrial y tecnológico.
- Prestaciones limitadas.
En definitiva, la cancelación significativa no es un “todo o nada”, sino un amarre con varios puntos: rendir cuentas, preservar activos, extraer lecciones y sentar contraste con los retos futuros, que los hay, y muchos, a decir del Real Decreto de hoy que ya hemos publicado. En ese sentido, DYS quiere poner énfasis en que las 127 barcazas no sean una cifra inútil, sino el último tramo de un programa que cierra, pero del que hay que sacar algo, además de una lección valiosísima a futuro.
Redacción
defensayseguridad.es
2 respuestas
¿Y nadie del gobierno dimite?
¿Y le dan los lanzapuentes y ATP a dos de los actores que más culpa tienen en el fracaso del Dragón y le quitan esos programas al que menos culpa tiene de los cuatro?
Aquí se cumple al pie de la letra el refrán: entre todos la mataron y ella sola se murió. El ET se dedicó a pedir un vehículo milagroso, que tenga de todo, poniendo requisitos imposibles y a veces contradictorios. Las empresas se dedicaron a tomar el dinero y luego ya se verá. La DGAM a hacer la vista gorda y tragar con lo que le daban (menos al final, que les ha dado ya la vergüenza torera), los amigos del presi a colocar sus productos aunque sólo fuesen ideas en papel. Así que, lo siento, pero en este fracaso no se salva nadie.
Espero que, al menos, nos sirva de lección para los nuevos programas (es mucho esperar… pero esperar es gratis).