El declive del reclutamiento militar en España

La verdadera amenaza para la operatividad de las Fuerzas Armadas y el descrédito por las condiciones laborales de la Institución

Tropas en adiestramiento. Foto: EFE

El OVM amarga las expectativas, otra vez

A las puertas de 2026, cada vez más lejos de relajarse la creciente tensión internacional ni, por tanto, de encontrar descanso las fuerzas armadas de España (16.000 efectivos partieron al exterior el pasado año) y de toda la OTAN, llega el informe del Observatorio de la Vida Militar (OVM). Como cabía esperar, es demoledor por cuanto desnuda la realidad a la que muchas veces hemos hecho referencia en esta casa: el reclutamiento en las Fuerzas Armadas españolas está en retroceso, en el peor momento posible, y cuando el Gobierno dice buscar el aumento en 20.000 los efectivos en la próxima década. Un imposible, si hacemos caso a las cifras y a la política ideada para hacer más atractivo el servicio a la Patria. En un tiempo de incertidumbre, donde el aliento de un conflicto cercano se percibe más cerca que en las últimas décadas, las vocaciones se resienten, al tiempo que la sobrecarga de las unidades en operación se tensa con cada nuevo despliegue.

Según el informe remitido a las Cortes Generales, la caída afecta de forma estructural a todas las escalas. En el caso de los oficiales de acceso directo, las solicitudes descendieron un 8,5% en 2024, pasando de 3.269 en 2023 a 2.993. Esta bajada impacta directamente en la ratio de aspirantes por plaza, que se redujo de 4,59 a 3,55 candidatos por plaza. Hace apenas 3 años, en 2021, la ratio era de 6,25, lo que demuestra una tendencia negativa consolidada y peligrosamente irrefrenable.

En el caso de los suboficiales, el descenso es todavía más acusado. Aunque se ofrecieron 219 plazas, 10 de ellas quedaron vacantes. La ratio cayó de 6,8 solicitantes por plaza en 2023 a 4,7 en 2024. En 2021, la cifra era de 8,37. El OVM califica este fenómeno de “descenso constante” y lo identifica como un riesgo crítico para la capacidad de relevo y cohesión en unidades clave.

El segmento de tropa y marinería presenta una situación diferente, pero también preocupante e indicativa de una tendencia. A pesar de que el Ministerio de Defensa amplió la oferta de plazas de 6.826 a 8.062, el incremento de solicitudes fue insuficiente para mejorar la competitividad. La ratio apenas varió, pasando de 4,3 a 4,2 aspirantes por plaza. En la práctica, esto significa que aunque se ofertan más vacantes, no hay suficientes jóvenes dispuestos a ocuparlas.

A 1 de enero de 2025, las Fuerzas Armadas contaban con 116.739 militares en activo, apenas 329 más que el año anterior. Una cifra que, según el OVM, resulta insuficiente frente al crecimiento de las misiones internacionales, como decíamos, donde la presión operativa no deja de aumentar; y éso sólo por poner el foco en las misiones internacionales, porque la cuestión doméstica no presenta mejor situación.

Causas estructurales de la crisis de vocaciones

El Observatorio atribuye esta crisis a factores estructurales y persistentes. Las retribuciones iniciales siguen siendo bajas: 1.100 euros netos para un soldado, cifras desfasadas respecto al mercado laboral civil. Las dietas están desactualizadas y las ayudas del INVIED (Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa) para vivienda son limitadas o inexistentes, lo que dificulta enormemente la conciliación familiar y la movilidad geográfica.

Además, se recoge que las visitas del OVM a unidades revelan un malestar extendido: problemas familiares por traslados sin ayudas, falta de incentivos para la permanencia, y escasas oportunidades de promoción. La institución alerta de que el actual modelo profesional no está consiguiendo retener talento ni generar un relevo generacional suficiente.

Sin lugar a dudas, las causas son de variada índole, pero la mayoría de ellas, tal y como apuntamos hace meses, tienen una palabra en común: dinero; no la única, ¡ojo!, pero sí la más importante cuando hablamos de sueldos de 1.000 euros por un trabajo exigente, entregado y sacrificado en un gran número de ocasiones.

No resulta sencillo pedirle a alguien que deje atrás hogar y familia, y arriesgue la vida por poco más de 1.000 euros al mes. Por ello, se podrán hacer mil y una encuestas entre el personal, exponer cientos de ideas, crear secretarías y subsecretarías para burocratizar el problema. Da igual, mientras persistan condiciones salariales más propias de hace 30 años, unidas a los requerimientos naturales de un trabajo excepcional en su desempeño y responsabilidades, la solución no llegará. Ni ahora, ni en 5, ni en 10 años. Sólo las crisis económicas logran mitigar la falta de candidatos a filas y aliviar la ratio, pero no son más que una coyuntura pasajera, no un plan de máximos.

El servicio requiere ingentes sacrificios que no están pagados conforme a sus exigencias

Recomendaciones y advertencias

En sus conclusiones, el OVM urge al Ministerio de Defensa y al conjunto del Estado a tomar medidas estructurales inmediatas. Entre ellas:

  • Revisión salarial integral, en especial para los escalones iniciales.
  • Reformas en la política de movilidad y ayudas familiares.
  • Incentivos reales a la permanencia, para evitar la fuga de efectivos antes de los 45 años.
  • Campañas de captación más efectivas, orientadas a conectar con los valores e inquietudes de las nuevas generaciones.

De no aplicarse estas reformas, el Observatorio advierte que las Fuerzas Armadas corren el riesgo de perder capacidad operativa y prestigio profesional, dificultando su papel tanto en el plano nacional como en el internacional.

Lejos de ser un fenómeno pasajero, la caída del reclutamiento en las Fuerzas Armadas refleja una crisis estructural, ignorada durante años, orillada ya antes del fin del Servicio Militar Obligatorio. El último informe del OVM no es alarmista, es un diagnóstico: sin efectivos suficientes, mal pagados, no hay disuasión, no hay proyección exterior sostenible, no hay credibilidad.
La cuestión excede los números y entra en el compromiso político, el reconocimiento profesional y la visión a largo plazo.

 

Redacción

defensayseguridad.es

Un comentario

  1. ¿Cómo es posible que nuestros ejércitos ni siquiera paguen el sueldo mínimo? ¿A ellos no les afectan las leyes al respecto?
    Muy buen artículo.

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