Cancelación de las fragatas Constellation de la Us Navy

La Marina de EE.UU., a través de su Secretario, John C. Phelan, cancela el programa de fragatas Constellation

 

El rumbo de la política de adquisiciones navales de la Marina de los Estados Unidos ha cambiado: el secretario de la Marina, John C. Phelan, ha confirmado la cancelación de los últimos 4 buques del programa de fragatas clase Constellation -todavía sin estar en construcción- (FFG-62), como parte de una revisión profunda de prioridades. El anuncio, realizado este martes, 25 de noviembre, a través de un vídeo en redes sociales, señala una ruptura con el modelo anterior de buques de superficie, complejos y costosos, en favor de una flota más flexible y con ciclos de construcción más breves. Curiosamente, era parte de lo que se pretendía con la clase Constellation.

La decisión: de un programa de, en principio, 20 fragatas, a sólo 2 en marcha

El Programa Constellation fue originalmente concebido para desplegar, al menos, 20 unidades, y tras la decisión de hace sólo unas horas, ha quedado dramáticamente amputado. Se confirma, por tanto, que la Marina sólo completará las 2 primeras fragatas actualmente en construcción: la USS Constellation (FFG-62) y la USS Congress (FFG-63), ambas previstas para entrega hacia 2029. Las siguientes unidades, contratadas, como decimos, pero aún no iniciadas en astillero, han sido canceladas antes del inicio de su construcción física, como parte del nuevo marco de modernización. Esto implicará una redistribución de fondos hacia diseños alternativos, aún no detallados más que de modo general, que podrían incluir soluciones más escalables, de menor complejidad y variados roles, como decimos, aún por determinar.

Redefinición de prioridades ante la competencia naval china

Cuadro comparativo de modificaciones entre FREMM y Constellation

 

El secretario Phelan justificó la medida con argumentos de urgencia operativa -su vídeo el la red social es del todo claro al respecto: «No podemos permitirnos esperar años por buques que no cumplen plazos ni presupuestos«. El objetivo declarado es permitir a la flota estadounidense competir en ritmo de despliegue frente a la expansión acelerada de la Armada china, particularmente en el mar del Sur de China y el estrecho de Taiwán. Los retrasos acumulados en el programa —incluidos 3 años de desfase en la entrega inicial—, lo convirtieron en un blanco de críticas tanto internas como del Congreso.

Incertidumbre para Fincantieri y el empleo en Wisconsin

El astillero Fincantieri Marinette Marine, en Wisconsin, donde todavía se ensamblan las 2 fragatas iniciales, asumirá el impacto de esta cancelación. Aunque la empresa recibirá compensaciones contractuales, se teme por la estabilidad de hasta 1.500 empleos directos, según fuentes sindicales, ya que será complejo mantener la carga de trabajo mientras se decide la reasignación de los fondos del Programa a otros proyectos. El propio Astillero se explicaba así en un comunicado: «Fincantieri ha sido un socio comprometido, y la Armada valora esta colaboración y nuestra inversión, y juntos queremos entregar rápidamente capacidades a los combatientes. Por lo tanto, creemos que la Armada respetará el marco acordado y canalizará el trabajo en sectores como anfibios, rompehielos y misiones especiales hacia nuestro sistema de astilleros, mientras ellos determinan cómo podemos apoyar con nuevos tipos de pequeños buques de combate de superficie, tanto tripulados como no tripulados, que desean desplegar rápidamente.»

Costes en alza y problemas técnicos

El programa fue lanzado con una estimación inicial de 22.000 millones de dólares para 20 unidades, pero los sobrecostes han sido persistentes. La USS Constellation, aún en fase temprana, ha superado los 1.300 millones de dólares, y un informe del Government Accountability Office (GAO) de 2024 alertó de un posible incremento del 20% en el coste total del programa. Las causas citadas incluyen interrupciones en la cadena de suministro, escasez de acero especializado y problemas de integración tecnológica, derivados de los 23 cambios estructurales respecto al diseño FREMM original. En origen, estos navíos, un escalón por debajo de los Arleigh Burke, debían arrojar unos hitos técnicos absolutamente respetables: eslora de 152 metros y un desplazamiento proyectado de 7.400 toneladas; incorporan 32 celdas de lanzamiento vertical (VLS) para misiles SM-2SM-6 y Tomahawk, el radar AN/SPY-6 de última generación, helicópteros MH-60R y capacidad para operar drones.

El Secretario de la Marina de los Estados Unidos, John Phelan

 

La alternativa descartada: Navantia y el recuerdo de la oportunidad perdida

En los predios nacionales todavía resuena aquella decisión que dejó fuera a Navantia de la construcción de las fragatas en beneficio de su competidor italiano. La cancelación, como es natural, reaviva el debate sobre el Programa FFG(X), en el que la española Navantia, junto a Bath Iron Works, presentó una variante de su clase F-100, equipada con sistema Aegis y misiles ESSM. Aunque su diseño ofrecía mayor madurez tecnológica y menor riesgo de rediseño, fue descartado en favor de Fincantieri. Pero es que la adjudicación a los italianos, en 2020 parecía también, a priori, un acierto -no para todos, obviamente-: el diseño FREMM, operativo desde 2012 en Italia y Francia, ofrecía madurez probada. No obstante, las adaptaciones estadounidenses —como la integración de sistemas de combate Aegis y un cañón de 57 mm en lugar del de 127 mm en el diseño francés, o del de 76 mm en la variante italiana, según el estándar de referencia— han transformado hasta un porcentaje crítico el proyecto de referencia, reduciendo la similitud con el modelo europeo original y provocando la lógica de adaptaciones y retrasos. Esta «americanización» descontrolada ha sido el detonante de una cascada de complicaciones que ha llevado a esta embarazosa situación.

Consecuencias

Esta cancelación es la constatación material de una advertencia que la Administración Trump ya ha venido expresando reiteradamente: la velocidad de entrega y la adaptabilidad superan al ideal de plataformas tecnológicamente avanzadas pero lentas de producir. La decisión del Pentágono podría suponer el principio de un ciclo donde los grandes programas monolíticos pierdan terreno frente a soluciones modulares, iterativas o cooperativas. La presión es creciente, y la incertidumbre de los diseños se ha reducir al mínimo si no se quiere correr el riesgo de cancelar los programas, máxime cuando la presión del rival más directo, China, comienza a ser más que preocupante.

 

Redacción

defensayseguridad.es

3 respuestas

  1. La decisión tiene sentido. Es posible que la Guerra de Ucrania también haya influido. Los teatros de operaciones cambian constantemente y se necesitan plataformas modulares que garanticen adaptarse a esos cambios.

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