3 decenas de soldados de baja médica tras su uso: lesiones musculo-esqueléticas y sordera

Las pruebas en torno a la Capacidad Operativa Inicial no parecen haber sido todo lo fiables que deberían
En 2010, el Ministerio de Defensa del Reino Unido (MoD) anunció un ambicioso contrato de 5.500 millones de libras para dotar al Ejército de Tierra de una nueva generación de vehículos blindados de reconocimiento. El elegido fue el Ajax, un derivado profundamente modificado del ASCOD hispano-austríaco, encargado a General Dynamics UK (GDUK). El programa prometía movilidad, conciencia situacional, sensores de última generación y un cañón de 40 mm con cargador automático. Casi 3 lustros después, el proyecto se ha convertido en un ejemplo paradigmático de fracaso institucional: ningún vehículo está operativo y el propio personal militar ha resultado herido durante las pruebas.
Vibraciones, ruido y ocultamiento: los hallazgos de los informes oficiales
En marzo de 2022, la National Audit Office (NAO) publicó un informe demoledor titulado The Ajax Programme, que alertaba de que los vehículos entregados por GDUK eran “incapaces de cumplir los requisitos operativos”, y advertía que no estaba claro si podrían hacerlo sin rediseño estructural. El mismo documento confirmaba que los soldados expuestos a pruebas a bordo del Ajax habían sufrido “pérdida auditiva temporal y lesiones musculoesqueléticas”, debido a vibraciones excesivas y ruido estructural interno por encima de los umbrales legales permitidos (NAO, 2022).
La situación ya había alcanzado un punto crítico meses antes. En diciembre de 2021, el propio Ministerio de Defensa británico emitió el llamado Ajax Noise and Vibration Review, una revisión interna que reconocía que los niveles de vibración medidos durante los ensayos superaban ampliamente lo permitido por la normativa nacional, obligando a limitar la velocidad de los vehículos y restringir el tiempo de exposición de la tripulación. Según este informe, algunos operadores no podían permanecer más de 90 minutos dentro del vehículo sin exceder los límites sanitarios (MoD, 2021).
Además de los efectos físicos sobre los soldados, los informes institucionales detallaban retrasos sistémicos en la producción, sobrecostes ocultos y una preocupante falta de supervisión técnica del proyecto. El informe del Comité de Cuentas Públicas del Parlamento británico (House of Commons PAC), publicado en junio de 2022, fue particularmente duro: acusó al Ministerio de mantener el programa durante años pese a tener indicios claros de su inviabilidad, y criticó duramente que General Dynamics UK hubiese entregado prototipos inservibles, sin que se aplicaran penalizaciones contractuales significativas.
De la duda a la certeza: las consecuencias ya son físicas

Ajax. Fotografía de Andrew Linnett/PA
Lejos de haberse corregido los problemas, la situación del Ajax ha vuelto a ocupar titulares en las últimas semanas tras revelarse nuevos incidentes de salud entre soldados británicos. Según informó Sky News ayer mismo, 26 de noviembre, el Ejército ha decidido detener de nuevo el uso operativo del vehículo después de que “al menos 30 militares hayan enfermado tras ejercicios recientes” con el sistema Ajax. Varios de ellos presentan síntomas auditivos graves, lo que se suma a la que viene siendo una grave epidemia de problemas que, como novedad, afectan directamente a la salud de las dotaciones, además de la fiabilidad del vehículo.
El Financial Times también recogió este giro en la situación, señalando que se trata de la segunda vez que el Ministerio de Defensa se ve obligado a suspender las pruebas por afecciones médicas a la tripulación. Esta vez, los incidentes se habrían producido en el marco de una campaña de validación final en condiciones de combate simulado, lo que cuestiona la fiabilidad del supuesto rediseño introducido tras los informes de 2021-2022.
Según parece, y pese a los nuevos fallos, el gobierno insiste en que el Programa avanza en su capacidad operacional inicial, aunque ha evitado ofrecer nuevas fechas, y la IOC (por sus siglas en inglés) sólo afecta, por el momento, a medio centenar de blindados, entre los que se encuentran los causantes de estos probelmas de salud de sus dotaciones. La sensación entre los mandos del Ejército británico —según declaraciones recogidas en Forces News— es de frustración contenida: el Ajax lleva casi una década de retraso y sigue siendo una plataforma potencialmente peligrosa para su propia tripulación.
Un proyecto que amenaza el futuro blindado británico
El Ajax fue concebido como el núcleo blindado de las “Brigadas de Ataque” del Ejército de Tierra, un concepto centrado en movilidad táctica y proyección de inteligencia sobre el terreno. El fracaso parcial en su desarrollo no sólo deja en el aire esa arquitectura doctrinal, sino que ha paralizado parte de la renovación de las fuerzas acorazadas del Reino Unido. Ninguna de las 589 unidades previstas ha sido declarada plenamente operativa.
A medida que pasan los años, los analistas se preguntan hasta qué punto merece la pena seguir invirtiendo en un sistema que no ha superado ni siquiera las pruebas de resistencia fisiológica de su tripulación. Como señala el propio NAO en su informe de 2022, el riesgo es que “los vehículos entregados no sólo sean ineficaces, sino que impidan el despliegue conjunto de fuerzas al crear cuellos de botella logísticos, de salud y de interoperabilidad”.
Entre el silencio y la sordera
Por el momento, los sectores críticos con el Ajax se ven cargados de razones para reclamar la interrupción del Proyecto -otra vez-, hasta la corrección de irregularidades. La combinación de ineficiencia industrial, negligencia ministerial y opacidad en la gestión de riesgos, de no corregirse, terminarán por convertir al Ajax en un caso de estudio sobre lo que no debe ocurrir en una adquisición militar moderna.
Redacción
defensayseguridad.es

