Robles insiste en su tesis sobre el SILAM: promesas, y tecnología “nacional” y cumplimiento de plazos
La ministra Margarita Robles. Foto: Mº de Defensa
La ministra de Defensa, Margarita Robles, visitó este jueves el Regimiento de Artillería Lanzacohetes de Campaña nº 63 (RALCA 63), en Astorga, para tranquilizar –o más bien distraer– a la opinión pública tras el bloqueo político del sistema SILAM (Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad). Según sus palabras, el programa «llegará dentro del plazo previsto y con tecnología española«. Pero en DYS no compramos promesas vacías ni discursos de manual.
El contrato del SILAM, adjudicado en 2023 a Escribano Mechanical & Engineering con tecnología del sistema PULS israelí, se encuentra ahora mismo en el aire tras la decisión del Congreso de vetar las importaciones de material militar procedente de Israel. Robles afirma que eso «no afectará en ningún caso a las capacidades del regimiento«. y todo ello se dice sin presentar alternativas técnicas oficiales, sin prototipos, sin fechas claras ni proveedores concretos. No decimos que no estén elegidas esas alternativas, sino, al menos, presentadas públicamente. Pero resulta que, en este caso, la ministra viene a tener razón; cuando dice que: “En ningún caso, ningún tema relativo al embargo va a afectar a las capacidades de este regimiento”, Robles dice la verdad: ninguna capacidad se verá afectada, porque ninguna capacidad relativa al lanzamiento de cohetes tiene el RALCA 63 desde que achatarramos el Teruel. Desde ese -único- punto de vista, estamos de acuerdo
Según la ministra, todo se resolverá gracias al “liderazgo tecnológico español”, como si de un cuerno de la abundancia se tratara del que salen tecnologías que no existían anteayer en suelo patrio. ¿Dónde están esos desarrollos? ¿Dónde están las pruebas de que España puede sustituir en tiempo récord la tecnología israelí de guiado, propulsión y mando? La industria nacional tiene talento, sí, pero no hace milagros.
El programa SILAM, con 576 millones de euros asignados, promete dotar al Ejército de Tierra de una capacidad de fuego de largo alcance que España lleva décadas sin tener. Ahora, con el veto a Elbit Systems y la falta de un plan B serio, lo único que han llegado son anuncios, propaganda y advertencias de tranquilidad. Sabemos de pruebas de disparo, sí; de contratos de material, cierto; pero lo que seguimos sin saber es quién substituye los productos y sistemas israelíes del SILAM original.
Es de todo punto irracional que, en una sociedad normalmente democrática, el estamento del poder, en este caso ejecutivo, no de explicaciones en detalle al respecto de un tema de gran trascendencia.
Redacción
defensayseguridad.es