VERT: el blindado que busca cambiar el paso de Urovesa… y del Ejército de Tierra: 100 vehículos para las unidades

Vamtac ST5 montando el sistema VERT. Foto: ET
Apretones de manos y elogios cruzados. Margarita Robles visitaba este lunes -y Europa Press daba cuenta de ello- la planta de URO Vehículos Especiales S.A. (Urovesa) en Valga (Pontevedra), y lo hacía justo el día de su cumpleaños. No fue casualidad: el Ministerio de Defensa ha querido subrayar la relevancia de uno de los proyectos clave del actual ciclo inversor, en plena reformulación del Plan de Adquisiciones. Sobre la mesa, un contrato de largo recorrido: la futura entrega de un centenar de Vehículos de Exploración y Reconocimiento Terrestre (VERT) para las Fuerzas Armadas.
Aún sin contrato firmado –aunque Justo Sierra, presidente y consejero delegado de la compañía, ha adelantado que se formalizará “en las próximas semanas”–, el VERT ya aparece como un programa central -uno más- del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa (PITSD). Con 132 millones de euros en préstamos ya aprobados por el Consejo de Ministros, y una ejecución prevista hasta 2030, se trata de uno de los mayores encargos a Urovesa desde su fundación, en los 80.
Urovesa es una de esas compañías del tejido industrial nacional que no necesita ahondar en grandes campañas de publicidad, que desenvuelve en un placentero silencio fabril, sin llamar la atención y sin verse involucrada -hasta el momento- en disputas industriales ni competencias trufadas, y que, si alguna vez copa titulares, suelen ser de reconocimiento y satisfacción por el trabajo y los productos entregados.
Un VAMTAC muy distinto

El VERT (Vehículo de Exploración y Reconocimiento Terrestre) se basa en la plataforma VAMTAC ST5, bien conocida por los ejércitos de más de 20 países. Pero aquí se acaban las similitudes. No estamos ante un transporte todoterreno al uso, sino ante una solución táctica equipada con sensores de nueva generación, cámaras especializadas, estaciones meteorológicas, antenas satelitales y sistemas de obtención de información que apuntan a una interoperabilidad plena con el resto de nodos del campo de batalla.
¿Quién integra todo eso? Urovesa. ¿Quién lo fabrica? No sólo Urovesa. Navantia es quien desarrolla e integra el sistema de misión (SERT -Sistema de Exploración y Reconocimiento Terrestre-): sensores (cámaras EO/IR, mástiles telescópicos, láser), sistemas de visualización, BMS para transmisión en tiempo real de datos/videos. Por su parte, la empresa gallega ensamblará un vehículo de muy alta complejidad. No obstante, Sierra ha dejado clara la voluntad de “entregar el vehículo completo”, marcando territorio en un mercado donde sólo los grandes grupos industriales jugaban en esta liga.
Ampliación
Pero el VERT no es el único frente abierto. Urovesa sigue adelante con su plan de ampliación en Valga, con una inversión de 52 millones de euros y 106.000 metros cuadrados más de instalaciones. El objetivo: duplicar capacidades para 2029, generar 100 empleos directos más y hasta 500 indirectos en la industria auxiliar, repartidos entre Galicia, Asturias, País Vasco y Madrid.
Esta ampliación permitiría a la compañía “responder a una demanda cada vez más intensa del mercado de defensa español e internacional”, según su presidente. En términos claros: aspiran a convertirse en un proveedor de referencia a escala nacional e internacional. Un salto tecnológico e industrial que requiere, eso sí, que los planes no se queden en anuncios.

Planta de Urovesa en Valga. Foto-iaki-gmez mde
Defensa, industria, empleo
La ministra Robles, como es habitual, no se guardó elogios: “Urovesa es un orgullo para la industria de defensa española”. Volvió a insistir en el argumento de siempre –y que pocos dentro del sector discuten–: invertir en defensa es también invertir en tecnología y en empleo. En Galicia, con el tejido productivo que aún arrastra inercias de reconversión, eso tiene peso político -electoral-.
Urovesa cerró 2024 con una facturación de 122 millones, un 12% más que el año anterior, y estima acabar 2025 en el entorno de 145 a 150 millones. Cifras que refrendan su buen momento, pero que también generan presión: cumplir los plazos del VERT y sostener su crecimiento va a requerir precisión de relojería… y una cadena de suministro sin sobresaltos.
De momento, el Ejército espera. Y Urovesa promete. La realidad llegará con los primeros prototipos, que –si no hay contratiempos– verán la luz en 2026. Entonces sabremos si la promesa se cumple… o si volvemos a mirar al calendario.
Redacción
defensayseguridad.es

