El S-81 Isaac Peral y el futuro inmediato de la Fuerza de Submarinos
Próximamente, el submarino S-81 Isaac Peral, primero de la serie S-80 Plus, iniciará una nueva fase de su vida operativa con la entrada en dique seco -previsto para el 4 de septiembre- en las instalaciones de Navantia Cartagena. Este hito, lejos de ser un mero contratiempo programado -que lo es-, responde a las planificaciones habituales de post-entrega y verificación tras los primeros meses de pruebas y navegación. El objetivo es revisar, ajustar y garantizar que todos los sistemas, desde la planta propulsora, hasta los complejos sensores y el sistema de combate, pasando por cuanto pueda imaginarse, responden a la perfección. Tratándose de un activo de tan vital importancia y de un hito insustituible e inaplazable, no queda otra que esperar y confiar en que no sea necesaria su concurrencia de manera urgente mientras está inoperativo.

El Peral, poco antes de su ceremonia de botadura
Con este paréntesis se cumplirá con los exigentes parámetros de cualquier marina moderna, como es la Armada, aún a costa de quedarnos en cuadro, pero es el peaje a pagar por los retrasos del programa y la indisponibilidad de más navíos de su clase, por ahora, a excepción del S-71 Galerna, de la serie anterior, que todavía se desempeña decentemente pese a su edad, como a continuación veremos.
El veterano Galerna, decíamos, lleva más de cuatro décadas en servicio, y afronta la recta final de su operatividad. Aunque no se ha confirmado oficialmente que vaya a coincidir en dique seco con el S-81, no es descartable que, dadas sus necesidades de mantenimiento, pudiera ingresar eventualmente en los astilleros para trabajos que permitan mantener su operatividad durante los escasos 2 años que le restan de servicio, hasta la plena entrada en activo del Narciso Monturiol, S-82, siguiente de la serie S-80. El Galerna, junto con el Tramontana, ha sostenido la capacidad submarina española en un periodo de transición particularmente delicado, y su retirada marcará el fin de una era para la Armada.
Por otra parte, la llegada de los cuatro S-80 (+) -Isaac Peral (S-81), Narciso Monturiol (S-82), Cosme García (S-83) y Mateo García de los Reyes (S-84)- supondrá un salto cualitativo y cuantitativo sin precedentes para la Flotilla de Submarinos (desde aquí queremos proponer que se abandone el sufijo diminutivo en cada uno de los grupos que componen la Armada, pese a que el número de unidades no invite a mayores). Cada unidad contará con propulsión AIP (los 2 primeros de la serie en su primera gran carena), una buena autonomía, capacidad oceánica real y un sistema de combate de última generación. Ello permitirá no sólo reforzar la defensa de las aguas jurisdiccionales, sino proyectar presencia en escenarios alejados, integrarse plenamente en grupos navales de la OTAN y realizar operaciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) con una eficacia muy superior a la actual. No queremos dejar de remitir al lector al artículo que encontrará aquí mismo, firmado por Mario López Vittori, con una interesante propuesta de crecimiento de la serie S-80, y de sus capacidades, razón por la cual no abundaremos en estas líneas; es de obligada lectura. https://defensayseguridad.es/proyeccion-de-poder-y-disuasion-bajo-el-mar/
Uno de los aspectos más relevantes de la renovación de la flota submarina, quizá el más importante, será el relevo generacional que se avecina, y que exige una cuidadosa planificación en materia de personal. Las dotaciones de los S-80 requerirán un alto grado de especialización técnica, fruto de la complejidad de sus sistemas y del carácter pionero del programa. Ésto implica un proceso de selección, formación y adiestramiento prolongado que, si bien ya está en marcha, nos gustaría conocer algo más en detalle, sobre todo a efectos de la paulatina incorporación de las nuevas dotaciones en tiempo y forma. Es un asunto no menor, que la mayor parte de las ocasiones pasa desapercibido ante el lustre de los grandes proyectos de sistemas de armas, pero es la sangre, el nervio, de todo programa y la razón de su eficacia y funcionamiento. Parte de las futuras tripulaciones del S-82 y S-83 ya estarían recibiendo instrucción teórica y práctica, tanto en simuladores de última generación instalados en la Escuela de Submarinos como a bordo del propio S-81, que actúa como plataforma de adiestramiento avanzado.

Un anhelo: Tomahawk desde los S-80
El adiestramiento deberá incluir fases en tierra, con instrucción sobre sistemas de plataforma, sensores y armas, y fases en mar, donde se perfeccionarán procedimientos de navegación, combate y toda suerte de actividades para la correcta operación de los sumergibles. La familiarización con el sistema de combate integrado y la gestión de la energía en un entorno con propulsión AIP serán aspectos críticos que, a buen seguro, requerirán de un entrenamiento intensivo.
Se prevé que el S-82 Narciso Monturiol sea entregado en 2026 -si todo va como debe-, seguido del S-83 y S-84 en intervalos de aproximadamente 2 años. El escalonamiento permitirá ir incorporando paulatinamente nuevas dotaciones plenamente entrenadas, evitando la saturación de la cadena de formación. Cuando la serie esté completa, la Fuerza de Submarinos recuperará el número de unidades básico para mantener un ciclo operativo ajustado, pero real. Una parte de la flota desplegada, otra en alistamiento y otra en mantenimiento programado. Pero, como puede comprobarse a tenor del escaso número de sumergibles que se va a incorporar, y para que tal cosa suceda -la operatividad plena-, a pesar de imprevistos y diversidad sobrevenida de escenarios operativos, es necesario disponer de una Flota de Submarinos, no de una Flotilla.
El reto no está resultando menor: pasar de una situación de flota reducida, obsoleta y veterana, a un núcleo moderno, con capacidades estratégicas ampliadas, exige no sólo inversión en material, sino también en capital humano. La preparación de las dotaciones será el factor determinante para que los S-80 alcancen todo su potencial desde el primer momento. En este caso, la experiencia acumulada con el Isaac Peral, tanto en sus primeras navegaciones como en este paso por el dique seco, será fundamental para afinar los procedimientos y garantizar que la Armada disponga de una Fuerza de Submarinos a la altura de los desafíos que vendrán.
Deseamos la mejor de las suertes, buena mar y una rápida y brillante incorporación de las dotaciones.
Jorge Estévez-Bujez
defensayseguridad.es

