Hito australiano en la aviación autónoma: el MQ-28 Ghost Bat demuestra capacidad de fuego con misil AIM-120

Foto: Ivan Smotrov
Si hace escasos días era Turquía quien daba la noticia del lanzamiento de un misil desde su avanzado Kizilelma, inaugurando así una nueva era de potencialidades en el segmento, ahora le toca el turno a los australianos. Las capacidades de los sistemas aéreos no tripulados, en este caso las del MQ-28A Ghost Bat, desarrollado por Boeing en colaboración con la Royal Australian Air Force (RAAF), siguen en ascenso. El dron colaborativo en cuestión ha completado con éxito la primera prueba de disparo autónomo de un misil AIM-120 AMRAAM en un escenario de combate real. Anunciado hace sólo unas horas, este logro significa un momento fundamental en la integración de aeronaves colaborativas de combate (CCA) y consolida a Australia como un líder global en esta tecnología autónoma militar.
La prueba, denominada Trial Kareela, se llevó a cabo en el Woomera Test Range, en el sur de Australia. El MQ-28A Ghost Bat, operando de manera completamente autónoma, lanzó un misil AIM-120 Advanced Medium-Range Air-to-Air Missile (AMRAAM) contra un objetivo aéreo simulado: un dron Phoenix Jet no tripulado fabricado en Australia. El misil impactó y destruyó el blanco en una demostración de fuerza integrada, validando la precisión y letalidad del sistema. Previamente, se había empleado una variante inerte (NAIM-120) para pruebas de carga y lanzamiento, confirmando la integridad estructural del dron durante el despegue, el disparo y el retorno seguro a base.

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Esta demostración, lejos de ser un ejercicio aislado, es un paso culminante en una serie de pruebas que destacan el rol del Ghost Bat como «leal escudero» (loyal wingman). El MQ-28A se integró en un equipo mixto tripulado-no tripulado, colaborando con un E-7A Wedgetail para supervisión de seguridad y autorización, y un F/A-18F Super Hornet para cobertura sensorial y compartición de datos del objetivo. Utilizando arquitecturas abiertas y estándares los gubernamentales australianos, el sistema ajustó su posición en vuelo, recibió la aprobación del Wedgetail y ejecutó el ataque con mínima intervención humana. La integración del armamento —hardware, software y sistemas de misión— se completó en menos de 8 meses, gracias a un ecosistema digital avanzado que acelera la capacidad operativa.
El MQ-28A Ghost Bat, con una longitud de 11,7 metros y un alcance superior a 3.700 kilómetros, según el fabricante, está diseñado para ofrecer un rendimiento similar al de un caza, pero a un costo equivalente a una décima parte de una plataforma tripulada. Su arquitectura de código abierto permite una reconfiguración rápida de cargas modulares en el morro de la aeronave, facilitando la inserción de sensores, sistemas de vigilancia o armamento. Desarrollado íntegramente en Australia desde 2020 —con hitos como su primer vuelo en marzo de 2021 y el entrenamiento del primer piloto de la RAAF en septiembre de 2024—, el programa hace hincapié en la autonomía confiable y la colaboración humano-máquina, reduciendo la carga de trabajo en plataformas tripuladas y minimizando riesgos para pilotos.
El impacto de esta prueba trasciende lo técnico. Como señaló Amy List, directora gerente de Boeing Defence Australia: «Es la primera vez que una aeronave autónoma completa un enfrentamiento aire-aire con un misil AIM-120, estableciendo al MQ-28 como una CCA madura y capaz para el combate.» Colin Miller, vicepresidente y gerente general de Phantom Works en Boeing Defense, Space & Security, agregó: «Este ejercicio demuestra la madurez y sofisticación de la solución de autonomía de misión de Boeing, construida sobre estándares abiertos y arquitecturas gubernamentales, capaz de integrarse con aeronaves de cuarta, quinta y sexta generación.« El Ghost Bat amplía la masa operativa, mejora el intercambio de datos para decisiones informadas y reduce costos y riesgos en entornos contestados.

El gobierno australiano ha respaldado este progreso con una inversión de aproximadamente 1.400 millones de dólares australianos para transitar el MQ-28A hacia una capacidad de guerra operativa plena en la Australian Defence Forces (Fuerzas de Defensa Australianas). Este paquete incluye contratos con Boeing Defence Australia para 6 aeronaves operativas Block 2 y el desarrollo de un prototipo mejorado Block 3. Forma parte de un compromiso mayor de más de 10.000 millones en drones durante la próxima década, con al menos 4.300 millones destinados a sistemas aéreos no tripulados, alineado con la Estrategia Nacional de Defensa de 2024.
El viceprimer ministro y ministro de Defensa, Richard Marles, celebró el avance: «Australia está a la vanguardia de los esfuerzos por desarrollar y desplegar aeronaves autónomas colaborativas de combate para proporcionar una ventaja asimétrica y mayor profundidad operativa a las plataformas tripuladas existentes.» Por su parte, el ministro de Industria de Defensa, Pat Conroy, enfatizó: «Con el Ghost Bat, el futuro del combate aéreo colaborativo está aquí y ahora. El anuncio de hoy destaca que Australia lidera el mundo en el desarrollo de aeronaves de combate colaborativas.» Conroy también destacó su rol protector: «El Ghost Bat transforma un solo caza en un equipo formidable—capaz no sólo de realizar vigilancia, sino también de enfrentarse a adversarios. Esto proporciona una capa vital de protección para nuestros aviadores, que siguen siendo nuestro recurso más valioso.»
Esta prueba no solo valida la madurez del MQ-28A como multiplicador de fuerza —fusionando inteligencia, vigilancia y reconocimiento táctico con capacidades de combate asimétrico—, sino que también posiciona a Australia como innovador en CCA. Colaboraciones con la Fuerza Aérea de EE.UU. y socios industriales globales abrirán las puertas a exportaciones y adaptaciones para aliados de la OTAN. No cabe duda de que el mundo acelera la adopción de sistemas autónomos, y el Ghost Bat, al otro lado del mundo, ejemplifica cómo la innovación soberana, bien dirigida, bien dotada, puede elevar la supervivencia y letalidad en el aire, allanando el camino para una era de combate colaborativo integrado.
Por parte europea, aún estamos a la espera de una réplica que equilibre la balanza y otorgue al continente una capacidad similar. Los proyectos están, sólo falta concretarlos en fase final de desarrollo (CA-1 de Helsing, el proyecto de drone supersónico de Saab, el XQ-58 Valkyrie, son sólo algunos).
Redacción
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