Ejercicio ATLAS 25: España pone a prueba su escudo antidrones con militares y policías en acción

España ha activado este lunes el ejercicio ATLAS 25, una maniobra militar de gran envergadura que busca comprobar, con realismo y presión, si el país está preparado para defenderse de amenazas aéreas modernas como drones, misiles de crucero y enjambres autónomos. Lejos de ser un simple entrenamiento, el operativo sirve como termómetro de la capacidad real de respuesta ante escenarios que ya no pertenecen a la ciencia ficción.
La acción se concentra esta semana en el Campo de Maniobras y Tiro de Médano del Loro, en Huelva, un enclave poco conocido pero ideal para probar sistemas en condiciones exigentes. Al frente del despliegue está el Regimiento de Artillería Antiaérea nº 71 (RAAA 71), bajo el paraguas del Mando de Apoyo a la Maniobra del Ejército de Tierra y el Estado Mayor de la Defensa.
Lo que diferencia a ATLAS 25 no es solo el volumen de medios implicados, sino la participación conjunta de militares del Ejército de Tierra, Aire, Armada, Guardia Civil y Policía Nacional. Por primera vez, efectivos de ramas tradicionalmente separadas trabajan codo con codo para simular una respuesta integral frente a amenazas que no respetan fronteras ni colores de uniforme.
El ejercicio se centra en integrar sensores, radares, drones, armas electrónicas y sistemas de mando en un entorno saturado de amenazas simuladas. ¿El objetivo? Detectar, seguir y neutralizar objetivos voladores en tiempo real, tanto con sistemas cinéticos («hard kill») como con tecnologías de interferencia o engaño («soft kill»).
Durante los próximos días, se recrearán situaciones inspiradas en conflictos actuales: incursiones de drones tipo quadcopter, ataques coordinados, misiles subsónicos y enjambres que buscan saturar defensas. Se trata de poner a prueba no solo la tecnología, sino la coordinación humana y la capacidad de improvisar bajo presión.
Más allá del despliegue técnico, ATLAS 25 también tiene una dimensión táctica y política: demostrar que las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad pueden trabajar de forma conjunta y eficaz cuando la amenaza no distingue entre civil y militar. Una necesidad creciente en un entorno donde los conflictos híbridos se mezclan con ciberataques, campañas de desinformación y tecnologías de uso dual.
Este ejercicio no quiere ser sólo una demostración de fuerza, sino un examen realista. España busca saber hasta qué punto puede defender su espacio aéreo frente a un adversario que probablemente no utilice tanques, sino drones baratos, coordinados y letales. ATLAS 25 es, en el fondo, una llamada de atención: el futuro del combate ya está aquí, y no espera a nadie.
Redacción
defensayseguridad.es

