Suecia y Ucrania firman carta de intenciones para más de un centenar de cazas Saab Jas 39 Gripen E. Una mala noticia para Moscú, de concretarse

La cooperación militar entre Suecia y Ucrania ha dado un nuevo e inesperado salto cualitativo con el anuncio, realizado hace apenas unas horas, desde Estocolmo, de una carta de intenciones para la adquisición por parte de Kiev de entre 100 y 150 cazas polivalentes Saab JAS 39 Gripen E. Este potencial acuerdo, aún en fase preliminar, se enmarca en el fortalecimiento del vínculo bilateral y la consolidación de una Ucrania que, pese a la guerra -o quizás a causa de ella- cada vez se encuentra más integrada en los estándares tecnológicos y doctrinales occidentales.
El anuncio fue realizado conjuntamente por el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenskiy, durante una visita oficial destinada a consolidar la asistencia a largo plazo por parte de Estocolmo en los ámbitos de seguridad, defensa y reconstrucción. Según declaraciones del propio Kristersson, “las conversaciones están en marcha y apuntan a un compromiso estratégico de largo plazo con Ucrania”, dejando claro que no se trata de una simple transferencia puntual, sino de un proyecto estructural que involucra formación, mantenimiento, infraestructura y doctrina.
Aunque, como decimos, el acuerdo aún no constituye un contrato formal, sino una expresión de, digamos, voluntad política y técnica, sus implicaciones estratégicas son profundas. De concretarse en los términos mencionados, esta adquisición convertiría a Ucrania en el segundo mayor operador del sistema Gripen a nivel global, solo por detrás de la propia Fuerza Aérea Sueca. La cifra propuesta, entre 100 y 150 unidades del modelo Gripen E, sugiere no sólo un ambicioso plan de reconstrucción y ampliación de la fuerza aérea ucraniana, actualmente degradada por más de tres años de guerra a gran escala con Rusia, sino la práctica renovación de su aviación de ataque en torno al caza sueco. Recordemos que la variopinta fuerza aérea ucraniana está compuesta, a causa de la guerra por cazas de muy diversa índole, donde se encuentran manufacturas occidentales, como el F-16 o el Rafale, junto a Mig-29 y Su-27, de sello ruso-soviético. No es sencillo adelantar una cifra, pero quizá ronden poco más del centenar las unidades de caza y ataque disponibles.
El Gripen E es ya la versión más moderna del caza ligero sueco, concebido con un todo entre eficiencia operativa, interoperabilidad OTAN, capacidades multirrol avanzadas, así como una destacada capacidad para operar desde pistas dispersas o carreteras, características altamente valoradas en entornos de combate de alta intensidad y que ya caracterizaban al Gripen en sus versiones anteriores. Además, está optimizado para integrar armamento occidental de precisión, sensores de última generación y sistemas de guerra electrónica que multiplican su supervivencia en entornos A2/AD.
El reto industrial no será menor para Saab, que se enfrentará ahora al reto de aumentar considerablemente su capacidad de producción, dado que actualmente está centrada en entregas para las Fuerzas Armadas suecas y contratos existentes con Brasil y otras naciones. Esta operación, de concretarse, requerirá una planificación plurianual, y posiblemente la implantación de capacidades logísticas y de ensamblaje parcial en territorio ucraniano, una opción ya mencionada por analistas del sector.
Algunos medios mencionan el progresivo abandono sueco de la neutralidad tradicional que le era connatural. Obvio es que ha quedado definitivamente atrás, en favor de una postura activa y comprometida con la arquitectura de seguridad euroatlántica.
Este acuerdo podría comenzar a materializarse en plazos no inferiores a tres años, según reconocieron ambas partes, lo que situaría la llegada de los primeros Gripen E a Ucrania hacia 2028. De momento ha logrado atraer la atención del mundo, y de qué forma.
Redacción
defensayseguridad.es

