Europa y la 6º generación de cazas

¿Salto cuántico o riesgo estratégico? La apuesta europea por la sexta generación de cazas

Europa ha tomado una ruta audaz y, para muchos, arriesgada, en el desarrollo de su próxima generación de aviones de combate: saltar directamente de la cuarta generación (como el Eurofighter Typhoon o el Rafale) a la sexta, sin haber producido previamente un caza de quinta generación propio con capacidades de sigilo avanzadas como el F-22 o el F-35 estadounidenses.

Este salto generacional se materializa en los dos grandes proyectos multinacionales: el Future

Combat Air System (FCAS), liderado por Francia, Alemania y España, y el Global Combat Air Programme (GCAP) / Tempest, liderado por Reino Unido, Italia y Japón. A ellos se suma ahora la reciente e independiente iniciativa sueca, el programa Vägval Stridsflyg, con SAAB buscando desarrollar un demostrador de tecnología de sexta generación para 2027 como sucesor del Gripen.

Europa se decide su futura defensa aérea entre tres programas de caza de 6ª generación, de izq. a der.: GCAP, FCAS, Vägval Stridsflyg

La razón del salto generacional

La decisión de obviar la quinta generación (caracterizada principalmente por el sigilo avanzado o stealth, la fusión de sensores y el supercrucero) no es un mero capricho, sino el resultado de un análisis de costes, geopolítica y la evolución tecnológica.

Ausencia en la quinta generación

Cuando EE. UU. desarrolló el F-22 y luego el F-35, Europa no pudo o no quiso seguir el ritmo.

La necesidad de un caza de quinta generación fue cubierta parcialmente por la adquisición del F-35 Lightning II por parte de varios países europeos (Reino Unido, Italia, Holanda, Noruega, Bélgica, Polonia, entre otros). Esto supuso que:

  • Ya existe una solución de quinta generación disponible (el F-35), lo que hacía redundante y muy costoso desarrollar un competidor propio que llegaría tarde.
  • El F-35 es un «punto de referencia» de facto en la OTAN, obligando a cualquier desarrollo propio a ofrecer algo fundamentalmente nuevo.

La definición de la sexta generación

El GCAP es la alternativa “global” liderada por Reino Unido y con Italia y Japón como socios (Imagen: BAE Systems)

 

La sexta generación se concibe como algo más que un caza furtivo: es un Sistema de Sistemas (System of Systems). Sus características clave incluyen:

  • Mando de drones/portadores remotos (Remote carriers): El caza tripulado actúa como un «cerebro» que coordina un enjambre de drones de combate y reconocimiento, multiplicando sus capacidades. Estos drones pueden ser desechables según el tipo de misión y tipo de dron, ya que generalmente los Remote Carriers son de menor tamaño que un CCA.
  • Combate colaborativo (collaborative combat aircraft o CCA): a consecuencia del apartado anterior, el caza tripulado también podría hacer trabajo en equipo con vehículos aéreos de combate no tripulados (UCAV) realizando funciones similares a los Remote Carriers, pero en vehículos de mayores dimensiones y capacidad, y gracias a la IA estos compañeros leales pueden hacer la función de compañeros de escuadrilla del caza tripulado.

Los términos «Collaborative Combat Aircraft (CCA)» y «Remote Carrier (RC)» describen conceptos muy similares dentro de la estrategia de combate aéreo tripulado-no tripulado (MUM-T), pero generalmente provienen de programas y contextos geográficos distintos, y a veces implican diferencias sutiles en la función o el diseño. Este es un desglose de las diferencias clave:

Característica Collaborative Combat Aircraft

(CCA)

Remote Carrier (RC)
Programa principal Next Generation Air

Dominance (NGAD) de

Estados Unidos (USAF).

Future Combat Air System (FCAS) de Europa (liderado por Francia, Alemania y España).
Concepto central Un avión de combate no tripulado (UCAV) de alta capacidad, semi-autónomo, que opera como un «ala leal» avanzado para complementar cazas tripulados de 5ª y 6ª generación. Un sistema de misión no tripulado que es una parte integral del «sistema de sistemas» del FCAS. El término a menudo incluye una gama más amplia de plataformas.
Diseño y durabilidad Generalmente se espera que sean plataformas de mayor supervivencia y capacidad (a menudo a reacción, con cierta capacidad de

sigilo/supervivencia) que pueden ser recuperables y reutilizables, aunque a un coste menor que un avión tripulado.

Puede referirse tanto a plataformas reutilizables como a modelos «fungibles» o «desechables» (Expendable Remote Carriers – ERC), que son más pequeños, económicos y diseñados para ser sacrificados para saturar las defensas o recopilar inteligencia.
Función táctica Enfatiza el combate colaborativo de alto nivel: aumentar el número de sensores o armas, actuar como multiplicador de fuerza, o incluso como un luchador avanzado con capacidad de supervivencia. Suele enfatizar un

multiplicador de efectos más amplio: señuelos, guerra electrónica, reconocimiento remoto, y saturación de defensas. Pueden ser lanzados incluso desde aviones de transporte (como el A400M) o bombarderos.

Autonomía Incorpora un «paquete de autonomía» de Inteligencia Artificial (IA) para tomar decisiones complejas en el campo de batalla, operando con un alto grado de independencia bajo la supervisión del piloto humano. También utilizan autonomía y

IA, enfocándose en el

Manned-Unmanned Teaming

(MUM-T). La distinción principal a menudo es la variedad de roles y si son lanzables o no.

Conclusión:

En la práctica, ambos términos (CCA y RC) se refieren a la misma idea fundamental: drones avanzados, semi-autónomos y colaborativos que actúan como extensiones de los cazas tripulados para aumentar la «masa» de combate, reducir el riesgo para los pilotos y ofrecer nuevas tácticas.

La mayor diferencia se encuentra en el contexto del programa de defensa (EE. UU. vs. Europa) y en la escala de la plataforma. Un RC podría ser un dron más pequeño, casi fungible, diseñado para una misión suicida de reconocimiento o señuelo, mientras que un CCA suele ser una plataforma de combate a reacción más robusta. Sin embargo, en el lenguaje actual de defensa, a menudo se utilizan como sinónimos.

  • Inteligencia artificial (IA) y aprendizaje automático: Esencial para la toma de decisiones rápidas en combate y la gestión del vasto flujo de datos.
  • Fusión de sensores extrema y cloud de Combate Aéreo (Combat Cloud): Interconexión instantánea con todas las plataformas aéreas, terrestres, navales y espaciales aliadas.
  • Capacidades avanzadas de guerra electrónica.

Para Europa, desarrollar un caza propio de quinta generación habría sido un enorme gasto para igualar las capacidades de sigilo que el F-35 ya ofrece. El salto a la sexta permite redefinir el campo de batalla y desarrollar tecnologías en las que EE. UU. y China aún están en etapas tempranas, enfocándose en la conectividad, la IA y la colaboración tripulado-no tripulado (MUM-T).

El rol de Suecia: el tercer actor europeo

El futuro programa sueco se posiciona en un diseño tanto tripulado como no (Imagen: Saab)

 

El anuncio del programa Vägval Stridsflyg de Suecia, con un demostrador previsto para 2027, añade una tercera pata al desarrollo de la sexta generación europea.

 

Proyecto Países líderes Caza anterior

Reemplazado

Enfoque
FCAS

(Francia/Alemania/Esp aña)

Francia, Alemania,

España

Rafale, Eurofighter Sistema de Sistemas,

NGF (New Generation

Fighter)

GCAP / Tempest

(Reino Unido)

Reino Unido, Italia,

Japón

Eurofighter, F-2 Dominio aéreo, larga

distancia, superiores

cargas útiles

Vägval Stridsflyg

(Suecia)

Suecia (Saab) Gripen Demostrador de

tecnologías,

cooperación

tripulado-no tripulado

 

La participación sueca, con una sólida y larga tradición de independencia en el diseño de cazas (Gripen, Viggen), refuerza la capacidad tecnológica de Europa. Sin embargo, también subraya la fragmentación de los esfuerzos en el continente, un factor de riesgo en la competitividad global.

Pros y contras del salto generacional

El FCAS es la apuesta de Alemania, Francia y España para el futuro caza de 6ª generación (Imagen: Dassault Aviation)

Pros: una oportunidad de soberanía tecnológica

  1. Evitar la redundancia: permite concentrar recursos en tecnologías verdaderamente disruptivas (IA, Combat Cloud, Remote Carriers,CCA) en lugar de perseguir las capacidades de sigilo que el F-35 ya domina.
  2. Liderazgo tecnológico futuro: posiciona a Europa en la vanguardia de la tecnología de sexta generación, asegurando la soberanía tecnológica en el ámbito militar.
  3. Definición de nuevos estándares: Europa tiene la oportunidad de establecer los estándares operacionales y tecnológicos para el futuro combate aéreo basado en la red y la IA.
  4. Menor dependencia del F-35: a medio plazo, reduce la dependencia de las plataformas y el soporte logístico de EE. UU.

Contras: los riesgos de la ausencia F-35

  1. Vacío de capacidades inminente (sigilo): Europa se enfrenta a una década o más (los cazas de sexta generación no entrarán en servicio hasta, probablemente, 2035-2040) dependiendo del F-35 estadounidense para la capacidad de sigilo avanzado. En caso de conflicto o tensión geopolítica, el control del soporte y las actualizaciones del F-35 sigue en manos de EE. UU.
  2. Riesgo de fracaso y retrasos: el desarrollo de una nueva generación es complejo y costoso. Los proyectos fragmentados (FCAS, GCAP, Suecia) aumentan el riesgo de duplicación de esfuerzos, conflictos políticos y, consecuentemente, retrasos y sobrecostes que podrían comprometer la entrada en servicio.
  3. Inmadurez de las tecnologías clave: tecnologías fundamentales de la sexta generación, como la IA aplicada al combate aéreo o la gestión de grandes enjambres de drones, están aún en desarrollo. Apostar por ellas implica un alto riesgo tecnológico.
  4. Cuestiones de interoperabilidad: la existencia de tres grandes programas de sexta generación en Europa (FCAS, GCAP y Suecia) podría dificultar la interoperabilidad entre las fuerzas aéreas europeas, repitiendo los errores del pasado (como la disparidad entre Eurofighter y Rafale).

Mercado futuro: ¿competencia o colaboración con EE. UU. y China?

El futuro mercado global de cazas de sexta generación estará dominado por una tríada: EE. UU. (con su programa NGAD/F-XX), China (con proyectos como el J-36 o J-50) y Europa (FCAS/GCAP/Suecia).

Competencia

Europa se perfila como el principal competidor de EE. UU. en el mercado de exportación, especialmente para aquellos países que buscan:

  • Independencia: evitar las restricciones tecnológicas y políticas que EE. UU. impone a las ventas del F-35.
  • Personalización: adaptar el sistema a sus propias necesidades nacionales, algo que los consorcios europeos históricamente han ofrecido más que EE. UU.

El mercado del F-35 ha demostrado que muchos aliados de EE. UU. están dispuestos a sacrificar la independencia tecnológica por una capacidad probada y una estrecha integración con la OTAN. Para que Europa tenga éxito, deberá ofrecer un producto comparable en rendimiento y atractivo en precio, sin las presiones geopolíticas de Washington.

Colaboración

La cooperación con EE. UU. será compleja y se limitará, probablemente, al ámbito de la interoperabilidad en la OTAN y el intercambio de inteligencia. Dado que los programas de sexta generación son un pilar de la soberanía tecnológica, es improbable que EE. UU. colabore activamente con FCAS o GCAP en el desarrollo de tecnologías críticas como la IA o los sensores.

Futuro incierto

Actualmente estos programas no están exentos de problemas a día de hoy. Vimos como el GCAP perdió a uno de sus socios (Suecia) por discrepancias en el reparto del programa (aludían que el control era totalitario por UK y que eran meros observadores). O la eterna lucha en el FCAS por el control del caza tripulado NGF por parte de Francia, en la que Alemania insinúa el abandono y posible unión al GCAP o incluso al nuevo programa sueco. Estos inconvenientes los hemos visto en programas anteriores europeos (Eurofighter/Rafale), pero esperemos que no se vuelva a repetir de nuevo (o eso esperamos).

En resumen, el salto generacional de Europa es una apuesta de todo o nada para mantener la soberanía tecnológica en un entorno cada vez más polarizado. Si los proyectos tienen éxito, Europa consolidará su posición como tercer actor aeroespacial mundial. Si fracasan o se retrasan demasiado, la dependencia del F-35 y la tecnología estadounidense se hará crónica e irreversible.

 

Roberto Escámez

defensayseguridad.es

Un comentario

  1. Muy bueno. Excelente.
    España necesita el de 5ª Generación ya. Esperar al FCAS es asumir un riesgo innecesario.
    El F35 es la solución. No hay más que ver cuantos países de la OTAN de Europa cuentan con ello.

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