España refuerza sus reservas de munición con un pedido urgente de 3 millones de cartuchos

El Ministerio de Defensa ha adjudicado un contrato a Nammo Palencia para la adquisición de 3 millones de cartuchos de calibre 5,56 mm. Esta decisión, discreta pero significativa, responde a la necesidad urgente de aumentar las reservas estratégicas ante posibles escenarios de alta intensidad, conforme a los compromisos adquiridos por España en el marco de la OTAN. No puede olvidarse que venimos de años sin apenas inversión en este apartado de la defensa.
Valorado en varios millones de euros –una cifra no divulgada oficialmente– este contrato forma parte de una política de acumulación de munición que ganó prioridad tras el giro geopolítico de 2022, cuando la invasión rusa de Ucrania evidenció las limitaciones logísticas de los países europeos. La Cumbre de Madrid de 2022, con su Declaración Estratégica, estableció la obligación de robustecer capacidades nacionales para escenarios de combate sostenido.
Nammo Palencia: proveedor de la munición española
Nammo Palencia, filial del grupo noruego Nammo, lleva años suministrando munición a las Fuerzas Armadas españolas. La planta castellanoleonesa cumple con los estándares OTAN STANAG 4172, y produce cartuchos 5,56×45 mm NATO con componentes locales. Esta nueva remesa de 3 millones de unidades permitirá aliviar stocks y re-equipar a varias unidades de las Fuerzas Armadas, y supone un incremento estimado del 15-20% en las reservas nacionales.
Además del volumen, la calidad técnica de los cartuchos también mejora: incluyen avances en estabilidad balística y reducción de plomo, en cumplimiento con la normativa ambiental REACH de la Unión Europea, sin comprometer su efectividad en combate.
Un calibre esencial para la operatividad del Ejército
El calibre 5,56 mm, adoptado desde la era del fusil CETME y utilizado actualmente en el G36 español, es el estándar en las unidades de maniobra del Ejército de Tierra.
Las experiencias de la guerra en Ucrania, especialmente en regiones como el Donbás, han dejado claro que en conflictos prolongados, las reservas de munición se agotan con rapidez. En 2023, España ya había incrementado sus adquisiciones un 30% con contratos a Santa Bárbara Sistemas, y este nuevo lote añade una capa adicional de resiliencia logística. La capacidad de combatir, que decía el almirante, si recuerdan, empieza también, entre otras cosas, por tener munición.
Preparación para la alta intensidad en el horizonte. Una posibilidad que siempre ha de estar ahí.
Este movimiento se inscribe en el Plan de Modernización de las Fuerzas Armadas 2025-2030, que contempla una inversión anual de 1.200 millones de euros en logística de combate. Uno de sus ejes clave es el concepto de “municiones de guerra ilimitada”, un eufemismo que refleja la necesidad de garantizar suministro constante ante conflictos de gran escala.
La adjudicación se ha realizado por procedimiento de emergencia, lo que permite evitar licitaciones abiertas -muy del gusto de los últimos tiempos- y acelerar entregas previstas para 2026. Parte de la producción radicará en Palencia, con los consabidos beneficios para el empleo y el desarrollo tecnológico nacional…
Riesgos, dependencias y debates doctrinales
Este contrato, caso de meternos a capacidades nacionales, también reabre el debate sobre la soberanía industrial. Aunque Nammo tiene presencia local, España sigue dependiendo de cadenas de suministro internacionales, vulnerables a disrupciones como las vistas durante la pandemia o por el bloqueo ruso en el Mar Negro.
En paralelo, se plantea una cuestión doctrinal: ¿Debe España seguir apostando exclusivamente por el calibre 5,56 mm? Mientras Estados Unidos avanza con el programa NGSW y calibres como el 6,8 mm, una transición híbrida podría aumentar la versatilidad y efectividad del Ejército español en conflictos futuros.

Conclusión: a la búsqueda de credibilidad, resiliencia y preparación… o quizás sólo es estar preparado para lo que venga
Este contrato con Nammo no es simplemente una compra técnica, sino una demostración de que la voluntad estratégica, propia y ante los aliados, se mide también por adquisiciones. Una lectura será que se refuerza la credibilidad de España ante Bruselas y Washington, y que se así aumenta la resiliencia operativa de las Fuerzas Armadas, contribuyendo a cumplir con el objetivo OTAN de contar con 30 días de reservas para conflictos peer-to-peer, meta que España espera alcanzar antes de 2028. Otra lectura, acaso más material, mundana y de sentido común, es que los arsenales deben estar llenos en todo momento, con independencia de compromisos exteriores y acuerdos internacionales. Es sólo una cuestión de orden y lógica naturales el disponer de lo necesario para la defensa, más allá, insistimos, del marco mediático y la difusión de imagen de un aliado pertrechado.
Redacción
defensauseguridad.es

