La Infantería de Marina recibirá lanzacohetes Instalaza (100mm)

En el laberinto de la contratación pública, una luz ilumina el camino. Gracias, en primer lugar, porque en medio del farragoso predio de documentos que es la web de contratación del Estado, siempre hay una luz sospechosamente habitual que aporta claridad -ellos saben quienes son-. Como un faro en la niebla burocrática, estos anuncios adjudicados emergen para ahogarnos semanalmente en una marea incorregiblemente puntual.
Y hoy, 29 de octubre de 2025, esa luz apuntaba directa a un viejo conocido: Instalaza S.A., la empresa zaragozana que suministrará su sistema Alcotán 100 –o una variante similar– para reforzar la defensa inmediata de la Infantería de Marina, nuestras fuerzas de desembarco.
El anuncio, publicado en la Plataforma de Contratación del Sector Público, no deja mucho a la imaginación. La Administración General del Estado, a través del Ministerio de Defensa y, específicamente, la Armada, ha adjudicado un contrato por 1.852.460 euros para la adquisición de Sistemas de Defensa Inmediata de la Fuerza de Desembarco. Se trata de un procedimiento negociado sin publicidad, esa figura que, en el argot de la contratación, equivale a un «acuerdo de caballeros» entre conocidos: rápido, discreto y, sobre todo, directo.
El código CPV –35320000: Armas de fuego– delata la naturaleza del lote: lo que indica que hablamos de herramientas letales para el combate cercano, diseñadas para proteger operaciones anfibias en escenarios de alta intensidad.
Instalaza S.A., con sede en Zaragoza, un historial que se remonta a los años 40, y una fama que huelga volver a reseñar aquí, es la adjudicataria, algo que podemos adjetivar de inevitable. Esta compañía, pionera y ejemplar en sistemas anticarro portátiles, es sinónimo de innovación española en armamento ligero. El Alcotán 100, su buque insignia, es un lanzacohetes guiado de 100 mm que combina portabilidad con precisión quirúrgica: pesa menos de 15 kilos, alcanza rangos de hasta 1000 metros y neutraliza blindados con ojivas de alto explosivo.

¿Es este el sistema en cuestión? El pliego no lo nombra explícitamente –clásico en defensa–, pero el perfil encaja como un guante: defensa inmediata para infantería de marina en desembarcos, donde cada segundo cuenta y el enemigo acecha en la playa. Fuentes del sector confirman que se trata de una actualización de stock para la Infantería de Marina, esa élite que garantiza las proyecciones de poder en el Estrecho y más allá.
Todos los argumentos son pocos para que la IdM reverdezca laureles. Esta adquisición no parece un capricho presupuestario, y todas las ayudas son bienvenidas si se quiere erigir el edificio de la Armada 2050. El plan estratégico que dibuja un horizonte de flotas híbridas y operaciones conjuntas exige herramientas ágiles, certeras y eficaces como estas.
Pero, ¿a qué precio la discreción? El procedimiento sin publicidad, justificado por el escrúpulo marcial, evita licitaciones abiertas que podrían ventilar aspectos sensibles. No obstante, genera sombras: ¿Cuántos proveedores nacionales –o europeos– quedaron fuera del radar? Instalaza, con su arraigo en la industria zaragozana, consolida su rol como pilar de la soberanía tecnológica, pero el Monopoly de adjudicaciones repetidas invita a preguntas sobre competencia real. No es que no admiremos la labor de los maños, que está fuera de cualquier duda razonable y es, con mucho, uno de los mejores exponentes nacionales de la industria, es que hay otras formas, otros métodos. Sea como fuere, en Zaragoza, donde Instalaza forja su legado, andarán más que alistados para el encargo.
Sin financiación UE –puro erario nacional–, este lote quiere blindar la proyección de fuerza sin esperar a Bruselas. También se puede dejar caer que, en medio de la ola milmillonaria los préstamos SAFE (UE), podía haberse cursado solicitud para ésto.
Jorge Estévez-Bujez
defensayseguridad.es

